En un país normal, cuando alguien dice públicamente, en uno de los programas de más audiencia en la televisión matinal, una frase como la que he verbalizado Isabel Díaz Ayuso esta mañana, sería motivo más que suficiente para que su interlocutor, quién fuera, la reprobara o la instara a rectificar su afirmación miserable. Pero Spain is different, ya se sabe. Y en según qué parte de las Españas parece motivo de orgullo y honda satisfacción, como diría Juancar, pregonar a los cuatro vientos que alguien te llame fascista. Y a mucha honra, incluso dirían algunos. Como Isabel Díaz Ayuso.

Isabel Díaz Ayuso en 'El programa de Ana Rosa' (Telecinco)

La presidenta de los madrileños ha estado esta mañana del lunes en el plató de El programa de Ana Rosa, y allí, antes de saber que Pablo Iglesias le disputará el lugar en Madrid, como quien no quiere la cosa (o con toda la intención del mundo), ha soltado una frase abyecta:

Chim pum. A cualquiera con dos dedos de frente, que alguien te pueda considerar un fascista sería motivo, como mínimo, de preocupación, por no hablar de como de desagradable tiene que ser que te consideren merecedor de esta etiqueta. Pero en el Madrid de los Ayuso, Aznar o Vox, parece poco menos que un cumplido. De Ayuso ya no sorprende nada. Incluso, barbaridades como esta. Pero que la entrevistadora no le diga cuatro cosas bien dichas al oír esta vanalización y blanqueo del fascismo, ha hecho indignar a muchos espectadores. En el fragmento que han visto se oía como Ana Rosa Quintana, cuando Ayuso le dice "estás en el lado bueno de la historia", reacciona con cara de asco, no por estas palabras, sino por los que le ponen etiquetas: "A mi me toca un pie lo que me digan. A estas alturas de mi vida sé bien quién soy y dónde voy. Las etiquetas me dan igual". No Ana Rosa, no. No has entendido nada. El problema no es sólo que te lo digan: es también sentirse orgulloso.

Ana Rosa Quintana (Telecinco)

A Ana Rosa las etiquetas le lamen un pie. Lo que no le tendría que lamer un pie tendría que ser escuchar a alguien sentado delante suyo, sea amigui como Ayuso, o no lo sea, diciendo que Cuando té llaman fascista lo estás haciendo bien, ese no tiene que fallar y quedándose tan ancha. Los espectadores, hartos: