Quim Monzó es Premio de Honor de las Letras Catalanas. Ya no publica novelas ni relatos, sólo columnas en La Vanguardia y tuits. Tanto las unas como los otros son de lo más leído de la literatura catalana. El mismo Monzó traduce al castellano la columna por la doble edición del diario de los Godó, como pasa con EN Blau que también tiene la doble edición en catalán y castellano. Pero claro, no es cualquier columna, es la de uno de los autores más ilustres de la lengua catalana, seguramente el mejor de entre lo vivos. Sólo el poeta Pere Gimferrer o Monzó podrían tener alguna opción de Premio Nobel. Los tuits, que no son de pago como el diario donde escribe, también los suele escribir en catalán. El último es una grata sorpresa, por inhabitual. Monzó recibe una llamada comercial y el operador u operadora, cuando escuchan a Monzó contestando en lengua catalana, se le dirigen en catalán. Una rareza como el cometa Halley. No pasa casi nunca. Estas llamadas siempre quieren obtener alguna cosa: colarte un cambio de telefonía o de compañía de la luz. Monzó revela su punto débil: si le hablan catalán dice que sí a todo, a causa de la euforia y la emoción:
El operador le hace a Monzó la pelota, y claro, baja las defensas y canta lo que no está escrito. ¿Por favor, me podría facilitar sus datos personales? Por supuesto, aquí tiene incluso el número de cuenta corriente. Es instintivo, ya que habla catalán a ver qué dice. Los catalanohablantes están tan maltratados en sus derechos lingüísticos que una llamada como esta alegra el día y es motivo de tuit viral. No son pocos los defensores de la lengua, como Monzó, que han explicado qué se tiene que hacer en el caso contrario, el habitual: recibir una llamada comercial en castellano. Le pasó al Catedrático de instituto de lengua catalana Josep Maria Virgili.
Hace 10 minutos he recibido una oferta telefónica comercial. El interlocutor me exigía que le hablara en español porque tengo un DNI, etc.
— JM Virgili i Ortiga (@Virgili7) February 22, 2021
La conversación ha durado muy poco. Si nadie se sometiera a su lengua, nos harían las ofertas en catalán. Es culpa nuestra que no lo hagan.
Suena el móvil a las 4 de la tarde. Un comercial llama y exige el cliente Virgili que le hable en castellano porque tiene DNI español. Un lunes a la hora de la siesta. Virgili evita los tacos y enseña cómo comportarse: "La conversación ha durado poco. Si nadie se somete al español las ofertas las harán en catalán. Es culpa de los catalanohablantes que no lo hagan". Eso es divulgación de la lengua. Aplausos. Quizás gracias a aquel tuit de Virgili existe ahora este otro tuit de Monzó. Alguna empresa ha entendido que hablar en catalán a los catalanohablantes aparte de ser ético, de sentido común y de educación, es rentable.