El Real Madrid respira después de vencer el primero partir de la Champions League contra el Union Berlín. Victoria agónica en el minuto 94 contra un equipo que debuta en la competición, pero que estuvieron a punto de arrebatarle puntos al gigante blanco en su flamante nueva casa. El de anoche era el estreno internacional del nuevo Santiago Bernabéu, después de un proceso de obras que ha costado 900M de euros. Césped retráctil, nueva cubierta, techo practicable, de todo. Full equip. El resultado no sería exactamente el que se preveía, cuando menos con respecto al aspecto exterior. Ha surgido algunas críticas que pueden responder a rivalidades deportivas, a cuentas pendientes, etcétera. También quejas por las goteras a raíz de los últimos chubascos torrenciales. Pero la bofetada que surgió durante el transcurso del partido es de otra índole. No es el envoltorio, la chapuza es interna. Y se ha hecho viral.
El remitente de esta denuncia pública e internacional es el club alemán. A las 19:02 horas, con el partido recién empezado, el responsable de redes no soportaba más y emitió una denuncia que vio medio mundo: el wifi del estadio era un desastre y impedía hacer el trabajo, es decir, ofrecer la retransmisión del duelo con unos mínimos de calidad. Entendemos que la cosa venía de horas antes y que la paciencia de los visitantes se estaba agotando. "Gran estadio, pero el servicio de Internet deja mucho que desear. Actualmente no les podemos ofrecer ninguna imagen". Las pequeñas cosas de las obras faraónicas, pero que al final son las que te definen. Y no precisamente bien.
La publicación del Union Berlín ha sido la más compartida, leída y comentada de todas las que ofrecieron a lo largo de toda la noche. Y a enorme distancia del resto, de hecho. El Madrid como entidad quedaba humillada, una casa tan grande y reluciente pero con carencias impropias de la grandeza del club. Es cierto que los alemanes no quieren hurgar demasiado, incluso alaban el campo renovado de los merengues, pero si la fachada no es más que una distracción por tapar de otras miserias, mal. Que los profesionales de la industria del fútbol de élite no sean capaces de garantizar las necesidades básicas de una infraestructura no habla bien de los anfitriones. Pero vaya, que afortunadamente la cosa se solucionó. Lo deducimos porque los de Berlín pudieron ofrecer instantáneas posteriormente, hasta el punto de poder documentar una derrota amarga. Ahora bien, aquí la chicha, la sustancia, está en las reacciones de la red. Un festival.