Tamara Falcó e Íñigo Onieva continúan con su interminable luna de miel. Parecen Tintín y Milú de tour por todo el mundo. Un viaje larguísimo (es lo que tiene tener tanta pasta que te salga por las orejas y haber cobrado una morterada por la exclusiva de tu boda) que de momento los tiene ahora por Sudáfrica, en el Sabi Sabi Private Game Desert, dónde han mostrado la lujosísima habitación estilo safari donde están alojados y los animales que se han encontrado por el camino.
"Johannesburgo es muy peligroso. Si vas a venir a Sudáfrica, tienes que venir preparado porque hace un frío que pela", dice ella mientras su maridito ríe de fondo. Y ella, con su habitual ademán de marciano, alabando, no las bondades de lo que ha visto, sino del hotel, hablando mucho más del resort de lujo donde se encuentran que de los elefantes e hipopótamos que han visto: "preguntad por Happy, es una señora estupenda. Y la repostería, estupenda. ¿Tienes la receta de la Chantilly, no? El sitio este es increíble, de verdad, como sacado de una película de James Bond. ¿A que sí, mi amor? Aunque no sé por qué me pillas siempre en mallas haciendo el vídeoblog, cuando llevo todo el día vestida de safari"... Lo que decíamos: dos marcianos en Sudáfrica.
Por lo que decía Tamara en el vídeo, hace un frío que pela. Por lo tanto, dudamos de que hayan necesitado de alguno de los regalos que hicieron en su boda a los invitados. No hablamos de las sorprendentes pastillas anti-resaca que dieron a las más de 400 personas que fueron al palacio de El Rincón en la Aldea del Fresno donde se dieron el sí, quiero. Sino de otro de los regalos que hizo furor entonces, y es que el pasado 8 de julio en Madrid hacía un calor de padre y muy señor mío. Por eso, los abanicos que repartieron entre el personal fueron muy celebrados. Unos abanicos tipo paipay... Pero por lo visto, hay a quien le lame un pie conservar un recuerdo de la boda de sus amigos o familiares y ha decidido sacar el máximo provecho. Eso es lo que asegura el diario As, que dice que "de repente, en la plataforma de compraventa de productos de segunda mano Wallapop ha aparecido un vendedor que anuncia este recuerdo. La pieza lleva en su parte baja grabadas las iniciales de los novios convirtiéndola así en un ejemplar único de la boda".
Según el mencionado medio, el vendedor asegura que es un "Abanico original que se repartía en la boda de Tamara Falcó. Adquirido en la propia boda. Escucho ofertas". Y las ofertas que ha escuchado este invitado han llegado hasta los cincuenta euros, y ya se ha vendido. Un precio considerablemente más elevado que el que cuestan en realidad. Pero tampoco es una fortuna y seguro que a Tamara e Íñigo Onieva no les ha hecho nada de gracia saber que lo que ellos escogieron como recuerdo personal para la gente a la que quieren, vaya a parar a Wallapop por una persona que no ha mostrado su identidad. Tampoco es descartable que si no ha sido uno de los invitados a la boda, pueda haber sido una de las personas del servicio que lo recuperara cuando acabó la boda. Pues a quien sea que ahora tenga el abanico, que se abanique a gusto.