María Teresa Campos, la legendaria periodista que marcó la historia de la televisión en España, pasó sus últimos años entre la nostalgia de su pasado dorado y los problemas financieros que la acechaban. Su emblemática residencia en Molino de la Hoz, un palacete de 2.000 metros cuadrados con 12 habitaciones, 15 baños y una piscina climatizada, se convirtió en un peso económico insostenible. Tras seis años de intentos fallidos por venderla, finalmente tuvo que deshacerse de ella por 2,5 millones de euros, muy por debajo del precio inicial de 4,5 millones.
Hoy, esta majestuosa propiedad ha encontrado una segunda vida, pero lejos del mundo del espectáculo. La marca de calzado y accesorios Alma en Pena ha convertido la que fuera la residencia de la icónica presentadora en su sede corporativa. Con una plantilla de 35 empleados, la empresa ha logrado fusionar el lujo del pasado con la modernidad empresarial, transformando la casa en un espacio de trabajo lujoso y exclusivo.
Una venta agridulce: la casa de los sueños convertida en un problema financiero
Para María Teresa Campos, esta propiedad fue más que una simple vivienda. Era su refugio, el escenario de incontables reuniones familiares y también su último gran sueño inmobiliario. Sin embargo, con el paso del tiempo, el elevado mantenimiento de la mansión y las deudas acumuladas la obligaron a tomar una decisión drástica: venderla para evitar mayores pérdidas económicas. Durante años, la residencia fue un testigo silente de la caída mediática de la presentadora, de su deterioro de salud y de la tormentosa ruptura con Edmundo Arrocet. Pese a los intentos de sus hijas, Terelu Campos y Carmen Borrego, por conservar la casa como legado, los gastos y la imposibilidad de rentabilizarla las llevaron a desprenderse de ella.
De residencia glamurosa a oficina de alto nivel
El comprador de la propiedad, José Manuel Gil Roldán, dueño de Alma en Pena, no tardó en convertir la antigua mansión en una sede corporativa de ensueño. Aunque ha respetado parte de la decoración original, ha implementado mejoras tecnológicas y funcionales para optimizar el espacio de trabajo. Hoy, sus empleados disfrutan de un gimnasio privado, extensos jardines y hasta la emblemática piscina climatizada, que ahora se ha convertido en un exclusivo espacio de relajación empresarial.
Pero el impacto de esta transformación va más allá de lo estético. Desde su instalación en la mansión, Alma en Pena ha experimentado un crecimiento financiero del 55 % en 2022, logrando una expansión internacional que abarca mercados tan ambiciosos como los Emiratos Árabes Unidos. Con la meta de alcanzar 50 millones de euros en facturación para 2024 y mucho más para este 2025, la empresa parece haber encontrado en esta ubicación el entorno perfecto para consolidar su éxito. Lo que en su día fue el hogar de una de las figuras más queridas de la televisión se ha convertido en un poderoso centro de negocios. Con este inesperado giro del destino, la historia de la residencia de María Teresa Campos sigue escribiéndose, pero ahora en el mundo empresarial, donde la sofisticación y el progreso económico van de la mano.