"Quiero pensar que todo es torpeza. Que no hay mala fe". Así empieza el último artículo de Risto Mejide en El Periódico, dedicado un fin de semana más al proceso catalán. "Peor no se puede hacer", asegura después de dedicar un "olé" los "torpes" de los dirigentes.
Siguiendo su estilo irónico, con un tono ácido y una gran dosis de sinceridad, el publicista ha vuelto a recalcar su deseo de poner fin al conflicto: "Yo querría que Catalunya se quedara en España. Lo deseo con todas mis fuerzas y -llámenme ingenuo- todavía aspiro a ello. Pero querría que lo hiciera contenta, feliz de hacerlo, satisfecha y no conformada. No me sirve una Catalunya frustrada, dividida ni reprimida. No me sirve tal y como está ahora. O mejor dicho, como me la están dejando".
Para conseguirlo, Risto reconoce que las cosas tienen que cambiar. Y mucho: "Iniciando un nuevo periodo de relación más madura y fructífera, fruto de unas nuevas reglas, estrenando proyecto y esperanza y orgullosa de hacerlo".
"Yo querría que Catalunya se quedara en España, pero contenta, feliz, satisfecha y no
— El Periódico (@elperiodico) 21 de octubre de 2017
conformada", por @ristomejide https://t.co/P0Z12yEhFa pic.twitter.com/po0Hqbr9Ca
De nuevo se ha mostrado muy crítico con las últimas decisiones tomadas tanto por Rajoy como por Puigdemont, pidiendo que haya mucho más nivel político. Para él, los dos se están equivocando, consiguiendo todo el contrario de lo que buscan: "Si lo que se pretende desde el Estado es una convivencia estable y pacífica y una apuesta por el largo plazo, peor no se puede hacer. Y si lo que se pretende desde el Govern es que todos los catalanes nos sintamos orgullosos de pertenecer a esta hipotética república independiente catalana de 8 segundos, la verdad es que lo están bordando", afirma irónicamente.
Es bien sabido por todos que Risto no tiene pelos en la lengua. Y en este artículo no se ha estado de criticarlo todo. Desde tratar de delincuentes a los votantes, dar la orden de hacer una carga policial, encarcelar a Sànchez i Cuixart u oponerse a la legalidad.
"Estamos todos esperando a ver cuál de los dos bandos la caga más. Y así hasta que en una de estas, la última cagada sea tan mayúscula, tan violenta, tan insólita, que sea irreversible. Por no decir fatal".