Desde que Risto Mejide es uno de los presentadores estrella de Mediaset, cada vez es más difícil escucharle hablar en catalán. Cosas de vivir en la diáspora madrileña, claro. Prácticamente se ha convertido en una rareza: ni siquiera emula a José María Aznar, que se vanagloriaba de hablarlo en la intimidad cuando necesitaba de la Convergència i Unió de Jordi Pujol. Risto no lo utiliza ni en su casa con su mujer, Laura Escanes, una exindepe conversa que charla en su lengua materna con Roma, la pequeña de la casa. Y mira que, hace años, Mejide lo utilizaba con alegría en entrevistas y en la vida cotidiana. Un buen ejemplo, este capítulo del 'Divendres' de Xavi Coral y Espartac Peran.

Aquella época en la que Risto buscaba promoción es historia. Ahora ya no la necesita, con Paolo Vasile y Óscar Cornejo como grandes benefactores. Y claro, tanto tiempo sin practicarlo, la cosa se ha oxidado. Quizás no los fundamentos, la gramática y el vocabulario, pero sí conceptos generales como la unidad de la lengua. El catalán es uno, pero rico en variedades diversas a lo largo de los Países Catalanes. Sí, quizá le estamos pidiendo la luna a un exvotante de Ciudadanos, pero tampoco es tan difícil de entenderlo ni de recordarlo. Sobre todo porque sabemos que es un hombre inteligente. Sesgado, sí, pero inteligente. La cuestión es que actualmente sólo "habla" catalán en público en momentos puntuales y fugaces: por ejemplo, para saludar a Pilar Rahola en 'Todo es Mentira', con un breve y cortés "bona tarda" que dispara con el piloto automático. El mismo mecanismo que le lleva a utilizar la misma fórmula con un valenciano como el magistrado Joaquim Bosch, quien le ha corregido en directo: "bona vesprada". El presentador continuaba a lo suyo durante unos segundos, se daba cuenta del error y decía esto: "ah, sí. Bona vesprada. Es que esto de los idiomas lo llevo fatal". Los idiomas, dice. Retratado.

Risto Mejide con Joaquim Bosch / Cuatro

Mejide se quejaba hace semanas a Pilar Rahola de que "en TV3 no me ofrecen ningún programa". Vete a saber, puede que esto tenga algo que ver. Pero no nos engañemos: no hay dinero en Sant Joan Despí para pagar su sueldo de galáctico. Y Risto, gratis, poca cosa.