Risto Mejide ha empezado la nueva temporada del programa Chester entrando por la puerta grande. No sólo por un significativo dato de audiencia (un 8,3% y un millón y medio espectadores), sino sobre todo por las perlas que se han podido oir en este reestreno. No sólo por parte de los invitados. También de su boca.
Jesús Vázquez ha abierto el fuego en una entrevista muy esperada por el morbo añadido que comportaba. El presentador ha repasado su trayectoria profesional, que sufrió un parón de dos años después de que lo inculparan injustamente en el caso Arny de prostitución de menores en un pub sevillano. Él está convencido de que se trató de una especie de caza de brujas: "Vamos a por estos maricones", le confiesa a un Mejide que se queda perplejo por la rotundidad.
Años después de aquella injusticia, y ya absuelto, Jesús Vázquez fue el escogido para presentar diferentes ediciones de Operación triunfo sustituyendo a Carlos Lozano. Allí coincidió con quien se convirtió en una especie de némesis: el mismo Risto Mejide. Se las tuvieron y desearon. El uno desde su silla de jurado remueve-conciencias. El otro desde el púlpito de presentador de las galas. No se soportaban. O si lo hacían, lo disimulaban muy bien. Ahora, años después, han reanudado una amistad que entonces se rompió con una de las disputas más recordadas de todas las protagonizadas por Mejide en el programa de los triunfitos.
En el Chester los dos recordaron cómo fue. Risto le dice a un concursante que "cada vez abres más los ojos y cierras más la boca. Tío, yo te entiendo, en aquella academia yo también tendría cuidado de dejar mis orificios abiertos". Vázquez estalla y le dice homófobo en directo, harto de comentarios como este y de otros a Noemí Galera o el profesor Àngel Llàcer. "Tú a mí no me dices homófobo y te vas a publicidad tan tranquilo", le lanzó el publicista. Los Risto y Jesús de este domingo ven avergonzados cómo uno hizo un comentario reconocidamente homófobo y el otro perdió los papeles visiblemente airado. Después de las disculpas mutuas, sin embargo, lo más revelador fue la explicación del anfitrión.
"Sí había alguien contra el que yo iba, que no eras tú. Además es abierta mi guerra personal con él, que no tiene reconciliación. Àngel Llàcer. Era un ataque frontal contra él, pero elegí mal mi arma", justifica Mejide sobre su comportamiento. Pero no se queda aquí. Va más allá al reconocer que su actitud venía provocada por su guerra con los productores de Gestmusic, entonces, Josep Mª Mainat y Toni Cruz: "Yo, hasta el día de hoy, estoy en conflicto irresoluble. Porque ellos pensaron que me podían concidionar, porque ellos pensaron que podían inducir mi voto. Y esto lo he dicho aquí por primera vez"... Rotundo y crítico con los extrincos. Risto los acusa de querer hacer trampas, en definitiva, y dejarle caer a quién tendría que votar y a quién no, según intereses, cosa con la qué no estaba dispuesta a comulgar.
Risto Mejide puede tener muchos defectos reconocidos por él mismo, pero nadie le negará que siempre ha dicho lo qué ha querido y cómo lo ha querido. Incluso, estos días se hizo viral cuando en medio de su nuevo programa, Todo es mentira, se detuvo y dijo mirando a cámara que a partir de ahora no leerá más el teleprompter y lo que le pongan por escrito los guionistas ("Prefiero improvisar mal que leer bien"). Pues aquel 2009, las improvisaciones del entonces jurado de OT no gustaban a los productores, según sus palabras.
"Me supo mal por tí", le dice a su invitado, "porque yo tenía un conflicto con ellos. Yo quería cargarme el programa. Yo no quería hacer otra edición de OT, odiaba el formato, y no tuve más remedio. Pero desde el inicio dí por saco a los productores y a Noemí". Una Noemí Galera a quién le decía, menospreciándola, 'la voz de su amo'. Un caballo de Troya dentro de la propia productora que reventó cuando dijo basta: "Hubo un momento en que no pude más. Si me habéis contratado a mí, tendréis mis opiniones. Ya no induciréis más mi voto, ni mis valoraciones, ni nada". Puedes ver el momento cliqueando en la foto:
Cuatro
Un Chester francamente jugoso. Lástima que no parezca probable que Mainat, Cruz o Llàcer también se puedan sentar en el sofá de Risto a charlar con él...