Era la crónica de un batacazo anunciado. Las expectativas ya eran mínimas, pero el resultado de las campanadas en Mediaset ha superado las peores previsiones. Tampoco es que sorprenda demasiado: poner a Risto Mejide y a Mariló Montero para despedir 2022 y dar la bienvenida a 2023, con todo el respeto, no tenia buena cara buena ni sobre el papel. Mejide no sería el compañero ideal en una noche de fiesta; Mariló... en fin, Mariló es Mariló. Y en pareja, vaya, el ni va máso de la alegría. Ni la carta del supuesto roneo entre los dos presentadores del 'Todo es Mentira' funcionó, el espectador no compra según qué motos. O no todas: con la de Cristina Pedroche ya tiene bastante. Cambiar de canal para sumarse al carro de Risto no entraba en los planes de la audiencia. El resultado, un Fin de Año en familia en Telecinco. Los muy cafeteros y fans de los presentadores, algún despistado y fin de la historia.

Tampoco es que el papel de Mejide durante la retransmisión ayudara a hacer amigos o a ganar adeptos. El papel de enfant terrible que todo lo critica está muy visto, aburre como una mala cosa. Ya no le vale ni forzar la máquina, con comentarios penosos sobre Pedroche y Ana Obregón, las rivales a las que no hizo ni sombra ni cosquillas. Si mencionar el embarazo de la de Antena 3 no fue elegante, dejar caer que explotar la muerte del hijo de Ana Obregón "da audiencia" fregaba límites indignos. Un comentario impropio de un profesional de los medios y que demuestra incapacidad. Por cierto: imaginen que hubiera pasado si una cadena de la competencia se mofara de Risto por su separación de Laura Escanes durante las campanadas. El 2 de mayo se quedaría corto, estamos seguros. Parece que sufrió algún tipo de cortocircuito. Quizás en este preciso instante de la fotografía.

Risto Mejide y Mariló Montero / Mediaset

Vete a saber si el karma ha tenido algo que ver, pero 2023 ha empezado fatal para el publicista y presentador. Incluso lo reconoce. Y no solo por obtener un paupérrimo 6'5% (Telecinco) y 1'6% (Cuatro) en todo el Estado, y que acredita el fiasco en la inversión de 40.000€ en la contratación de los presentadores de la noche. También ha sufrido un mal físico: se ha roto un dedo de la mano. En catalán decimos "tener la mano rota" cuando haces alguna cosa muy bien, que tienes maña. Quizás por eso él solo se rompió una falange. Sin segundas intenciones, claro. Eso sí, él lo vende de otra manera: "Para que luego me digan que no me dejo la vida en cada proyecto", escribe junto a una imagen en la que enseña su extremidad estropeada, con el dedo insertado en una férula. "Acabar un año de mierda rompiéndome el dedo es mitad karma mitad alegoria. Arranco 2023 con un souvenir que me recuerda día y noche que todo puede empeorar". Salió de la retransmisión directo al hospital, ahora tiene 19 días de recuperación por delante.

Risto Mejide enseña el dedo roto / Instagram
Las campanadas de Risto y Mariló / Telecinco

El resto del texto vale la pena. Reconoce que se ha estrellado profesionalmente y de mala manera: "Menuda hostia". Reivindica el trabajo hecho, claro, qué otra cosa iba a hacer: "A veces no es imprescindible hacerlo mal para fracasar. Hicimos la Nochevieja que teníamos que hacer". Después, sin embargo, sí que expresa un poco más de autocrítica. Con pinzas, pero vaya, que es un paso. "Hay que seguir trabajando para mejorar como persona y como profesional. Vivimos en un mundo que olvida demasiado pronto los fracasos, y solo habla de los éxitos. Siempre he creído que deberíamos hacerlo por igual". Tiene razón. Pero vaya, que el desastre de las campanadas tardarán en olvidarlo en Mediaset. Y ahora que se marcha Vasile, el gran protector del catalán, todavía más.

Risto Mejide explica los dos batacazos que ha sufrido para empezar el 2023 / Instagram

Le deseamos una recuperación satisfactoria y rápida. Especialmente la del dedo de las narices. En cuanto a la parte profesional, bueon, el fracaso también va en el sueldo. Es mayorcito y sabrá digerirlo. O aprenderá rápido.