28 de diciembre. Día de los Santos Innocents. De monigotes de papel y fake news permitidas. Una tradición que muchos medios de comunicación utilizan para intentar hacer reir a sus espectadores, oyentes y lectores. Las hemos visto de todos los colores: que si Piqué compra RAC105 para oír a Shakira a todas horas, que si Marc Ribas presentará 'Crims' en TV3, que si Cristina Pedroche va a Telecinco para conducir 'Supervivientes', etcétera, etcétera, etcétera. Como si la actualidad, la real, no fuera lo bastante alucinante en el día a día como para inventarse más noticias. En todo caso, tienen su público.
Ahora bien, hay quien hace una gracieta para cumplir el expediente, y aquellos que explotan la onomástica hasta límites insospechados. No basta con un chiste o un bulo inofensivo, no. Tienen que completar el espectáculo con una astracanada de aquellas que te dejan los ojos como platos y la sangre helada. En este apartado podemos anunciar al campeón de la jornada por K.O. aplastante: Roberto Brasero. El meteorólogo de Antena 3 es el rey. Es oficial.
Resulta que la cuenta de Twitter de 'Tu Tiempo' del informativo de Atresmedia había difundido una inocentada que bueno, no mataba, pero tenía un pase. Una supuesta denuncia que había obligado a la Agencia Estatal de Meteorología a cambiar el nombre de la borrasca Filomena. El nombre de la AEMET había sido sustituido por uno falso, AEMETT. ¿Divertidísimo, verdad? Pues no lo suficiente para el comunicador, que ha pasado a la acción en directo. Y qué acción.
Después de ver lo que ha hecho Roberto, tenemos clara una cosa: que Bélgica haya rechazado la extradición de Valtònyc escuece y mucho en los informativos de Vicente Vallés y compañía. Un rapero ha tumbado a la Justicia española y a la Corona, una victoria épica. Por eso el contraataque de Brasero, que se ha puesto a rapear con el asunto de Filomena como excusa. No podemos ni reproducir la letra del tema. Sólo llegamos a destacar que cuando él canta, el flow se tira por la ventana de un rascacielos. En definitiva, que sólo nos viene una expresión a la cabeza: vergüenza ajena. Y de las grandes.
La información meteorológica de las cadenas privadas ha cambiado mucho. Ahora sólo son el añadido de una serie de anuncios comerciales y sandeces diversas. Pero nunca nos hubiéramos imaginado esto. No hay esperanza. Todo está perdido.