El episodio 8 del documental de Rocío Carrasco no ha sido uno más de la saga. Primero, porque llegaba tras la entrevista en exclusiva a la hija de la Jurado. Segundo, porque lo que vimos en Telecinco se supone que era una versión 'light' del testimonio inicial: la protagonista, la productora y la cadena intervinieron a última hora para eliminar las partes más sensibles del minutado, aquellas que recreaban la agresión de la hija Rocío Flores a su madre. 11 minutos y 38 segundos que han sido una nueva batalla pública entre las dos Rocíos, con la joven de 25 años exigiendo desde el plató de Ana Rosa que se emitiera en su totalidad. La versión oficial u oficialista, que la madre quería proteger a la hija. La que se intenta obviar, los problemas legales que están por venir. No sabemos qué había en aquel material, pero la vivencia de Carrasco ha sido muy, muy bestia, y el retrato que hace de aquella niña, infernal. La supuesta manipulación ejercida por el padre Antonio David llegaba hasta el extremo: el físico, el mental y el emocional. Flores parece un diablo con el único propósito en la vida es destruir a su madre para complacer al padre. Al padre y a alguien más: su mujer, Olga Moreno. Rociíto se ha ensañado con la concursante de 'Supervivientes' de forma brutal.
Carrasco le tenía ganas a Moreno: Rocío Flores la considera una madre de verdad, y cada vez que ha hablado por televisión o a través de revistas, dejaba caer que Rociíto pasaba de sus hijos y que suerte habían tenido de tenerla a ella. También David, el pequeño, un niño de características especiales por un síndrome y que es la víctima más indefensa de este horrible conflicto. Olga había explicado en una ocasión un pasaje en el que la criautura tuvo que ser ingresado en el hospital, y que se había quedado con él en la habitación día y noche porque el niño lo había pedido expresamente, en vez de llamar a su madre biológica. Esta última ha contraatacado con una versión radicalmente opuesta: "me encuentro una escena dantesca, a un niño tumbado lleno de sueros y a una tía igual que yo metida en la pierna con el niño. Mí hijo me dice 'yo sabía que tú venías' y le dice 'ves Olga cómo mi madre sí venía, que me habían dicho todos que no y yo sabía que venía con el Fidelito'. Me dieron ganas de estrujarle la cabeza", explicaba con rabia. "Cómo puede decirle eso a un niño que está en el hospital, es de ser tan cruel, asquerosa, deleznable... Eso no se hace con una madre aunque sea la más perra e hija de puta del universo".
La paliza a Moreno no quedó allí, llegando a poner en duda el cuidado que tenían de los pequeños. La cosa va de piojos: "me he pasado seis años de mi vida dedicándome a cazar piojos, cada 15 días me iba de caza. De mi casa se iban como dos pinceles con sus tratamientos hechos. Pero volvían minados". Este detalle ha activado la memoria de espectadores y tertulianos, intentando atar cabos: resulta que durante 'GH VIP 7', la edición que fue el detonante del intento de suicidio de la protagonista, hubo una plaga de estos parásitos en la casa de Guadalix de la Sierra. Supuestamente, los llevó Alba Carrillo, exmodelo, madre y amiga de Rociíto, pero ahora muchos señalan a A.D. como el inicio del problema. Por ejemplo, Laura Fa, siempre con la escopeta cargada contra el exguardia civil.
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El impacto de esta descripción tan cruda será, no lo duden, descomunal para Rocío Flores. La reconciliación, si es que en algún momento se esperaba, cada vez está más lejos.