Telecinco ha apretado el acelerador con el caso Rocío Carrasco: en vez de seguir pasando episodios de la polémica serie documental (llevan 7 de 12), queman las naves y entrevistan a la protagonista en directo. La estrategia es arriesgada: no tanto por la cita con Rociíto en plató, que será un éxito incontestable, si no por el futuro televisivo del testimonio. Cierto que semana tras semana han ido perdiendo fuelle en términos de audiencia, aunque los datos todavía son magníficos, pero el movimiento no invita a pensar en que el formato tenga mucho más recorrido a partir de esta noche. La entrevista, por cierto, será uno de los grandes hitos en la historia de Mediaset: hasta 28 colaboradores, entre periodistas, presentadores y personajes participarán en la conversación. Entre ellos, dos sorpresas, cómo explicamos en EN Blau: habrá críticos con Carrasco, toda una novedad desde que empezara este escándalo. María Patiño y Antonio Rossi han sido los escogidos.
La audiencia puede ser apoteósica. El caso ha cogido mucho vuelo, pasando de un viejo asunto de la prensa rosa a una denuncia brutal de violencia de género y manipulación, con Antonio David Flores y la hija de ambos, Rocío Flores, en el ojo del huracán. Los bandos están muy polarizados, como hemos podido comprobar durante las últimas semanas. Los Rociístas se han movido para intentar espolear a Carrasco en una noche decisiva, promoviendo una acción pintoresca: una quedada a las puertas de Mediaset para darle ánimos. Sus clubs de fans la anunciaron por redes, y parecía que sería abrumadora. La realidad, sin embargo, ha sido muy diferente: podemos hablar de fiasco, atendiendo a las escasísimas fotografías que hemos encontrado en redes. El seguimiento parece mínimo, y además se han quedado sin ver a su ídola, que habría entrado en coche por un acceso lejos de las miradas del público. Un fracaso, vaya.
Lo que seguro que no fracasará, eso sí, será la repercusión de la entrevista, la primera que ofrece en Telecinco en 20 años. El plato fuerte, evidentemente, la respuesta de la madre al llamamiento desesperado de su hija, que quiere acabar con las diferencias de forma privada. Cualquier movimiento en este sentido significaría un terremoto mediático sin precedentes. Ahora bien, teniendo en cuenta de dónde venimos, pocos apostarían por un acercamiento. Estaremos atentos.