La guerra entre Rocío Carrasco y Antonio David Flores ha aparcado el plano mediático, y las hostilidades se han instalado plenamente en los tribunales. Rociíto espera que su testimonio, en el que relataba los episodios de violencia machista y vicaria que asegura haber sufrido desde hace décadas, reabra la causa contra el exguardia civil y acabe condenado por la Justicia, que archivó su denuncia por maltrato continuado hace años. También confía en que el juicio por impago de la pensión de sus dos hijos, Rocío y David, durante los años que vivieron con ella, acabe celebrándose. Esto podría producirse a finales de año, y Flores tendrá trabajo para defenderse: se le acusa de alzamiento de bienes y se enfrenta a una condena de 5 años de prisión, en el margen de tener que depositar 60.000€ en concepto de fianza. Ahora bien, la parte contraría no se ha cruzado de brazos, y ha contraatacado a través de sus abogados.
Antonio David ha emulado a su exmujer y la ha denunciado por no pagar la pensión del hijo menor, David, durante año y medio. La cantidad es mucho más pequeña, 200€ al mes, pero suficiente para poner en marcha el proceso penal. Este caso ha sido el escenario de una nueva muestra de la manipulación del padre hacia sus hijos: Flores interpuso la denuncia en nombre del joven de 22 años, que sufre el Síndrome de Angelman. Declaró hace semanas por videoconferencia y reafirmó su disposición a seguir adelante con el caso, aunque también dejó claro que quiere reencontrarse con ella y que no le guarda ningún rencor. Carrasco ha intentado parar este procedimiento con varios recursos, pero las noticias que le llegan no son buenas: la Fiscalía los ha tumbado y seguirá investigándola. Concretamente, rechaza que sufra de indefensión y descarta la nulidad del caso, informa 'El Periódico'. La pelota queda en el tejado de la jueza, que tendrá que decidir si finalmente tienen que verse las caras en los tribunales.
Rocío ha convencido a la opinión pública y a Telecinco, pero no corre la misma suerte en el terreno judicial. Ahora bien, la última palabra todavía no está escrita.