Ultras y taurinos están en pie de guerra. Su Asturias "patria querida", tierra de Don Pelayo y de su Cruz de la Victoria (la favorita de Ana Rosa Quintana), se ha sublevado y los ha dejado sin circo. Es decir, sin las abominables corridas de toros, espectáculo de maltrato animal considerado como una fiesta nacional española. Ya arde la hoguera para castigar a la alcaldesa de Gijón, Ana González, por haber cancelado la Feria tauricida de Begoña al descubrirse el asqueroso pasatiempo de los ganaderos del sector, poniendo nombres como 'Feminista' o 'Nigeriano' a los animales indefensos que matan con sadismo en las plazas.
Según toreros como Cayetano Rivera (que ayer sufrió una 'corná', pero de las de verdad), una "tradición" más de este universo que ha sido manipulada por los peligrosos enemigos "de lo ejpañol". Según la alcaldesa, el detonante para hacer aquello que pensaban ejecutar hace tiempo: no más toros en su ciudad. Están que trinan, pobrecitos. En VOXland, especialmente.
Desde que se conociera la decisión del consistorio, el goteo de personajes con espada, muleta y capote lloriqueando por las esquinas es insistente y molesto. Y como no conseguirán revertir la situación, salvo milagro divino o de alguna maniobra judicial de los 'tendidos de sombra', suben el tono y la carga de su ataque de ira. En la formación de extrema derecha, por ejemplo, pasan del enfado a la broma macabra con facilidad. Como por ejemplo una de las heroínas fachas del siglo XXI, Rocío Monasterio.
La arquitecta más fraudulenta del planeta ha utilizado su nuevo gato para ironizar sobre el tema. El pobre acaba de ser bautizado como 'Feminista'. Festival del humor made in VOX. Ya saben que estiman mucho a las y los feministas, tanto como los 'nigerianos', marroquíes, homosexuales, 'rojos', indepes, etcétera etcétera. En fin. El que más reiría, pobre, si entendiera a la hispanocubana, sería el felino. Qué gracia le haría si se enterara del futuro tan negro que tiene por delante.
Monasterio no para de decir animaladas, mientras que se las hace pasar canutas a los animales de su propia casa. Todavía estamos conmovidos con la imagen aterrada de su perra. 'Él nunca lo haría', pero ellos, sí.