Que alguien envíe una ambulancia en la terrorífica casa de Rosa Díez, porque el azote antiindepe por antonomasia parece haber enloquecido. Se ha pasado de bando, y ahora consume medios separatistas con alegría. Incluso ríe, cosa impensable en esta mujer. Bien, quizás que eso de cambiar de chaqueta es habitual para ella. Pero el triple salto mortal que ha ejecutado es asombroso, repasando las burradas que ha ido diciendo a lo largo de su vida sobre TV3.
Lo pondremos en mayúsculas y negrita: ROSA DÍEZ MIRA TV3, Y NO LA CRITICA. ¿Qué ha pasado en la cadena pública catalana para producir este milagro? ¿Una entrevista a Jordi Cañas? ¿Quizás un show asqueroso de Israel García Juez? No, señoras y señores. Qué va. Que tiemble Toni Soler: Díez ahora es fan de Polonia. Tiene sus (sesgados) motivos: le ha hecho mucha gracia el gag de Queco Novell disfrazado de Fernando Simón, enemigo número 1 de las derechas extremas, o de eso que represente la señora. "Reir por no llorar". Sea como sea, al menos se ha divertido, que siempre está llorando, mintiendo o inventando. Una novedad, eso sí, que ha recibido la misma medicina de siempre en las redes: mofas y críticas. También las de sus parroquianos, estremecidos viéndola haciendo publicidad del "demonio indepe".
La definición de oportunismo tiene una nueva acepción: Rosa Díez. Es una crack: ya tiene dos entradas en el diccionario. Busquen en la 'r' de ridículo.