Terremoto de magnitud descomunal entre los millones de fans de Rosalia por todo el mundo. La cantante catalana ha dejado a todo el mundo de piedra con un vídeo en el que disfruta de unas merecidas vacaciones en un barco junto a su novio, el también cantante Rauw Alejandro. La de Sant Esteve Sesrovires se ha ganado y de lo lindo estos días de relax, de amor marinero y de desenfreno: el lanzamiento de 'Motomami' ha supuesto un enorme trabajo de promoción y marketing, y los resultados no pueden ser más satisfactorios. Lo está petando fuertemente, aunque le pese a algunos "intelectuales" televisivos de Telecinco o al propio Ramón García, experto musical de contrastadísima experiencia. Ramontxu dijo que "me parece una mierda". Quizás se refería a su análisis, porque vaya ojo, amigo.
Si 'Motomami' arrasa, eso sí, no será sólo por haber vendido el pescado incansablemente durante meses, no. También por una sencilla razón que escapa al control de estos entendidos tan prestigiosos: tener un talento que no te lo acabas. Y venga, añadiremos aquello con lo que García y compañía sólo pueden soñar: Rosalia está conectadísima con los nuevos públicos, pero también con los queaman la música, la creación y la originalidad. Por eso sus canciones no es que no se dejen de oír en el planeta Tierra, es que cada vez son más sus admiradores. Es un icono, un ídola. Y todo lo que le pase interesa.
Por eso lo que ha pasado con el citado vídeo es un fenómeno intrigante que dispara todo tipo de teorías. La grabación, publicada en su cuenta de TikTok, ha desaparecido misteriosamente. ¿Por qué, si sólo cantaba uno de sus hits mientras hacía movimientos de cámara muy alocados con un look 100% Rosalia? Pues por un pequeño detalle que quizás pasa desapercibido para la mayoría de los espectadores, pero que la parroquia de Rosalialibers ha enganchado al vuelo: lleva un anillo de diamantes en la mano. Parece un anillo de compromiso. Rosi se nos casa. Ay. Qué nervios, que sufrimiento.
Enseguida el rumor se ha convertido en un tsunami que ha hecho zozobrar el catamarán en el que surcaban el Mediterráneo, claro. Y precisamente por eso la maniobra evasiva de la cantante, eliminando el rastro del documento y silenciando la posibilidad de verla pasando por el altar o aquello que consideren oportuno. Ahora bien, en la era de las redes sociales, borrar contenido no es sinónimo de silencio. Todo lo contrario. Es un altavoz con una potencia descomunal. No importa si la cosa es real o no, si el anillo significa algo. No importa. La mecha se ha encendido.
Si se aman y si quieren casarse, adelante, tienen nuestra bendición. Eso sí, queremos una ceremonia pública, a lo grande. Lo que merece a una reina, vaya.