Rosalía se reinventa. La catalana escogió un traje españolísimo, rojo de topos blancos, una reinvención de la "bata de cola" flamenca que emocionó a los espectadores sevillanos del concierto de homenaje a los 50 años de carrera del Capullo de Jerez. Fueron 10 minutos maravillosos de actuación de la de Sant Esteve Sesrovires de los que hay fotos espectaculares y un fragmento de Di mi nombre que pone la carne de gallina:

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Un diario ultra como el de Eduardo Inda alaba su indumentaria: "una versión moderna y sexi del clásico atuendo flamenco: vestido rojo con estampado de lunares blanco, escote cerrado, volante y una gran abertura -hasta la cadera- en su falda. Una manera de lucir flamenca sin perder su esencia". No se puede decir mejor. En cambio, un diario progre como El País insulta a Rosalia. La porquería de crónica del diario de PRISA empieza así: "Muchos flamencos, aficionados y artistas ven a la catalana como una intrusa". La frase final del artículo es la misma basura: "Te puede gustar Rosalía y el flamenco, no hay por qué elegir".

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Alguna prensa española ha decidido que Rosalía NO es flamenca. El supremacismo que decide que un catalán no puede hacer flamenco. Da entre pereza y asco.