Estas fiestas de Navidad han sido las primeras que Rosalia las ha pasado con su chico, el cantante de Puerto Rico Rauw Alejandro. Han sido días intensos de disfrute. de presentar nuevos temas y hasta de tener tiempo para la polémica por un concierto lleno hasta los topes donde hubo de todo menos medidas contra el contagio del coronavirus. Ahora bien, no la hemos visto demasiado preocupada, todo lo contrario. Su sonrisa es permanente: está viviendo un momento muy feliz de su vida. Aunque la artista es una mujer que, a pesar de la fama y la repercusión internacional, no olvida a los suyos y sus tradiciones. Un gesto que siempre la honra.
La de Sant Esteve Sesrovires ha dejado el Caribe y la compañía de su pareja y ha pasado el día de Reyes con su familia. Una de las que no ha faltado, evidentemente, es su hermana Daikyri, responsable de los looks que asombran a sus fans. Las dos están muy unidas y siempre van de la mano. Es su mano derecha, la persona que la consola y la hace reír, la que mantiene el vínculo con su pasado y con la que proyecta el futuro. Son un gran equipo en todos los aspectos posibles, Rosalia y Pilar. Inseparables.
Una buena muestra es la foto, o mejor dicho, el texto que ha compartido la cantante durante esta jornada festiva. Rosalia no se ha querido perder la ocasión de estar rodeada de los suyos haciendo aquello que hacen millones de catalanes cada 6 de enero: zamparse un buen roscón y abrir los regalos que Sus Majestades han dejado en casa. La foto es deliciosa e inequívoca, aunque los fundamentalistas del roscón, que los hay, seguramente habrán sufrido un ataque al corazón: el que le gusta es lo que está relleno de nata. Herejía, dirán. Pues de ninguna manera: el roscón, el bueno, es el que te gusta. Ni más ni menos. Ahora bien, sí que ha vivido una situación que no era ni la esperada ni la deseada. Por un corto instante no ha sido feliz: no le ha tocado la figurita del rey en su trozo (o trozos).
La tristeza ha tardado muy poco en desvanecerse, afortunadamente. Y es que después del desayuno llegaba el momento de descubrir los obsequios. También podría ser una situación de tensión, si es que por alguna extraña razón los Reyes de Oriente se hubieran equivocado con los paquetes. No ha sido, cuando menos con aquello que Daikyri había pedido en su carta para su hermana: una "minifalda de Vivienne a cuadros". H acertado con la elección y Rosalia ha vuelto a sonreír, como siempre. Ahora sólo queda que la enseñe. Si le apetece, claro.
Rosi es un regalo en sí mismo. Esperamos que 2022 sea tan pleno de éxito, de felicidad y de autenticidad como todos los años anteriores. ¡Te'stimo!