Esta es la historia de un sencillo y vergonzante experimento. Dos sujetos de diferente ideología pronuncian la misma palabra: guillotina. Uno es independentista o republicano, escojan ustedes. El otro, un españolista de pura cepa. El resultado no les sorprenderá: a los primeros les envían a guardias civiles y a toda la artillería mediática. A los otros les ríen la gracia, aplaudiéndolos. Y si además, el nacionalista español es un miembro insigne de la cultura patria, fiesta mayor. Hablamos de dos personajes como Arturo Pérez-Reverte y Joaquín Sabina, la intelectualidad más casposa del estado.
La pareja tiene bula para traspasar cualquier límite con sus sandeces unionistas, recibiendo elogios por su conducta. El año 2016 fueron entrevistados por el diario 'El Mundo' y, entre chupitos y cigarrillos, soltaban esto sobre los catalanes independentistas: "Como soy jacobino, lo habría solucionado en el XVIII. ¡Chas, chas! Ahora no tiene solución. Se podía pasar una población entera a cuchillo en el XI pero no en el XXI", decía Reverte. El cantante, divertido, le hacía la ola: "Me adhiero a la propuesta del compañero". Ahora bien, después los violentos, intransigentes, etcétera, son los otros. El corte de vídeo lo ha recuperado la escritora Pilar Rahola, indignada con "los amigos progres".
Los 'progres' escandalizados por lo que ha pasado con Pérez de los Cobos son los mismos que adulan a este tipo de personajes. Que no se asusten tanto.