Seguro que lo que ahora les diremos les suena de tiempos pretéritos. Policías entrando sin orden judicial en pisos, como pasó hace unos días en Madrid. Patada en la puerta contra las fiestas ilegales en pisos turísticos y con justificaciones de chichinabo: según el ministerio del Interior, los agentes cumplen la ley, asegurando que “las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad actúan, también en estos supuestos, en el marco de la legalidad. Hay que tener en cuenta que el piso al que acceden los agentes no constituiría morada, se trataba de un inmueble turístico al que se le estaba dando uso para la realización de una fiesta contraviniendo la actual normativa sanitaria”. Chim pum.
El ministerio de Fernando Grande-Marlaska no especifica si permitirá sólo la entrada por sorpresa sin orden ni nada, en pisos turísticos y qué criterios utilizará la policía. De momento, lo que queda patente es que la línea argumental de Interior contradice a la de los policías, tal como destaca el diario El País. ¿En qué se amparan los agentes? En que había un delito flagrante de “desobediencia. Los policías pidieron que se les abriese la puerta y que los participantes en la fiesta se identificasen y quienes estaban en el interior desobedecieron alegando que los policías no portaban una orden judicial". Después de desobedecer, tiraron al suelo la puerta, reconociendo implícitamente que la celebración de la fiesta en ella misma no suponía ningún delito.
Quien ha respondido a la cabeza visible del ministerio ha sido Xavier Sala-i-Martín. Y la manera que ha escogido para hacerlo es de aquellas que le habrá dejado a Grande-Marlaska las orejas temblando. Bajo el irónico hashtag de "#Democracia", bautiza al ministro con una definición que lo hunde, "Grande Merluzo". Pero lo más implacable es el resto del comentario: "Que dice que si la policía opina que tu piso es para fiestas, puede derribar la puerta sin permiso el juez. Si dentro hay una familia con la música alta, entonces cierran la puerta destruida y piden permiso al juez para derrumbarla de nuevo". La red, harta:
Pam. En toda la boca. O en el caso de Grande-Marlaska, en toda la puerta. La que tirarán al suelo los policías a patadas, porque yo lo valgo.