Salvador Alsius es uno de los presentadores más queridos de la historia de TV3. Y merecidísimamente. Una de las caras más emblemáticas de aquella TV3 de los inicios, con sus informativos, su santoral, el Blanc o Negre o La caixa sàvia. Un tipo que desprende bondad, que los que han tenido la suerte de haberlo conocido dan fe de su bondad y profesionalidad y que siempre ha tratado a todo el mundo con respeto y una sonrisa en la cara. Un presentador empático, educado, original, divertido, con mucha cultura y un talento comunicativo demostrado sobradamente. Historia viva de TV3, niega la mayor a los que le buscan las cosquillas a la Televisión de Catalunya que se hace actualmente. Hace unos años la reivindicó con orgullo: "Es una hija que se ha hecho mayor, pero que es totalmente reconocible. El desarrollo es espléndido. ¡Niego que la TV3 de antes fuera la buena y la de ahora una mierda, no! Los TN de ahora son mucho mejores. Es fácil criticarla, pero no es así".
"Es muy difícil cumplir con el servicio público y ser atractiva para el mercado. Subrayamos los méritos, y no al revés". Y a los que la critican desde fuera acusándola de bies indepe, Alsius les dedicaba unas sabias palabras: "primero, está por ver si tiene sesgo. Pero si así fuera, dos cosas: mirad lo que hacen en el resto de oferta en el ámbito del estado. Es un efecto compensatorio. Y además, es una razón de mercado. No creo que haya consignas políticas, no me lo he creído nunca. Eso sí: si tienes un público asegurado, siendo líderes, contentamos a nuestra parroquia". Alsius, este viernes, ha vuelto a TV3, a Els Matins de Ariadna Oltra. Lo ha hecho empezando a hablar de su visita a Canadá, donde tiene parte de la familia, la hija y los nietos. Después de hablar de Justin Trudeau y compañía, ha ido a la vertiente más personal.
Catalán y catalanista ("Daría la noticia de la independencia con una sonrisa", como manifestó hace unos años en el diario Ara) ha mostrado su boletín de calificaciones escolares de cuando él era pequeño, más o menos, cuando tenía 13 años. Una curiosidad sobre Salvador, que "no tiene más importancia", pero que ha llamado mucho la atención. Un boletín de notas, año 1960-1961, donde era curiosísimo repasar no solo qué había sacado, sino en qué lo había sacado. Así, hemos podido observar que era un niño más bien de 'Notables' y 'Aprobados', en materias como Religión, Latín, Matemáticas, Ciencias Naturales, Francés, Dibujo o Educación Física... ¿Dónde sacó el único 'Excelente' de aquel boletín concreto de calificaciones? Curiosamente, en una asignatura impensable hoy en día: 'Formación del Espíritu Nacional'... "Da un poco de vergüenza que el Excelente es a Formación del Espíritu Nacional, sin embargo, oye, todos tenemos un pasado. En este caso yo creo que nos lo daban a todos el Excelente". LA FEN era el nombre que recibía una bazofia, una asignatura obligatoria durante el franquismo que tenía el explícito propósito de meter como con un embudo, valores que se identificaran con el concepto nacionalista de España propio del 'Movimiento Nacional', y era una disciplina que no impartía el profesorado ordinario, sino miembros de la 'Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista', conocida como FET y de las JONS'.
Afortunadamente, hoy en día ya no hay una asignatura infame como esta que sí que tuvieron que aprender nuestros padres y abuelos, sería impensable... Aunque muchos hiperventilados ultras de las españas y más de un partido derechoso estarían encantados de la vida que volviera a las escuelas. Quizás ya no existe 'Formación del Espíritu Nacional' como tal en las aulas, pero en según qué bancada del Congreso y según qué redacciones de la caverna mediática de Madrid, sacarían matrícula de honor en la materia.