Salvador Alsius no para. Oficialmente retirado desde el año pasado, cuando abandonó su cargo en el Consejo Audiovisual de Catalunya, el periodista y personaje central de la fundación de TV3 sigue demostrando su valía y sabiduría. Fue uno de los primero rostros de los informativos de Televisión de Catalunya y guarda muchos recuerdos de cómo fueron aquellos primeros pasos fundacionales. Una tele que nacía en un contexto político complicado, y en la que la mirada escrutadora de Madrid era hostil. Lo explica en una entrevista a EN Blau a raíz de la presentación de "Como TV3 no ha(bía) nada" (Pòrtic), el libro que recoge sus vivencias de esta experiencia única. España quería una televisión "folclórica y de sardanas", porque no se lo se pasaba por la cabeza que una televisión hecha en Catalunya tuviera visión universal. "Cada noche, sentíamos la euforia de pasarle la mano por la cara a TVE, era David contra Goliat". Y TV3 ganaba en calidad y en audiencia.
Alsius lideró un acto en la Librería Ona en el que muchos profesionales de aquella época se reunieron para explicar sus anécdotas. Allí estaba Mònica Huguet, copresentadora con Alsius con tan sólo 21 años y que los hermanos Hanna (los americanos que hacían castings de presentadores) escogieron entre loas. Un fotógrafo de prensa, eso sí, le preguntó a Alsius si eran "padre e hija", con sorna. También estaban Tatxo Benet, Enric Calpena, Eduard Berraondo o Isabel Bosch, mientras que en el patio de butacas encontrábamos a Jaume Roures, Vincent Sanchis o el exdiector Joan Granados, entre otros muchos, soltando perlas también sobre la relación con la Casa Real. Alsius cuenta que TV3 siempre tuvo un trato exquisito con la Corona. "Al rey se le trata bien. Roures era el que mejor lo tenía que tratar para tener imágenes, antes incluso que TVE". El estilo era una orden que venía de arriba. "Creo que sería por estrategia. No veo a Pujol muy monárquico", explica. Ahora bien, en la redacción no tenían ningún indicio de lo que realmente se estaba cociendo en Zarzuela, ni de las corruptelas y escándalos que sabemos hoy, indica.
En un momento de la historia en la que la televisión pública recibe muchas críticas, Alsius la reivindica con orgullo. Una tele brutalmente innovadora. "Es una hija que se ha hecho mayor, pero que es totalmente reconocible. El desarrollo es espléndido. ¡Niego que la TV3 de antes fuera la buena y la de ahora una mierda, no! Los TN de ahora son mucho mejores. Es fácil criticarla, pero no es así". Remarca que el gran éxito es que sigue siendo líder a pesar de la feroz competencia actual: "es muy difícil cumplir con el servicio público y ser atractiva para el mercado. Subrayemos los méritos, y no al revés". Y a los que la critican desde fuera (o desde la propia Catalunya) acusándola al sesgo indepe, Alsius les dedica una reflexión personal que tiene mucha enjundia: "primero, está por ver si tiene sesgo. Pero si así fuera, dos cosas: mirad lo que hacen en el resto de oferta a nivel del estado. Es un efecto compensatorio. Y además, es una razón de mercado. No creo que haya consignas políticas, no me lo he creído nunca. Eso sí: si tienes un público asegurado, siendo líderes, contentemos a nuestra parroquia".
Salvador Alsius también reivindica el papel de los Medios de la Generalitat a favor del catalán. Las polémicas con la lengua son menores, considera. "No creo que traten de castellanizar. La partida de la supervivencia se juega en los patios de escuela, en los videojuegos, en el mundo digital. Igual que queríamos que en 'Dallas' hablaran en catalán, ahora queremos que los tostadores nos hablen en catalán. En todo caso, siempre hay Ayatolás de la lengua, también en aquella época. Pero no son importantes".
Preguntamos, para acabar la charla, si Alsius echa de menos la pantalla, que dejó hace décadas. "La fama, que te reconozcan por la calle, no. Cuando se marchó me quedé tan tranquilo. Pero siempre he tenido el mono del trajín de noticias en una redacción, de estar en el meollo. No necesito asomar la nariz por la pantalla". Muchos, sin embargo, si que desearían que lo hiciera todavía más a menudo. A sus 72 años, está en plena forma.