Este miércoles 7 de julio 'Sálvame' revelará cuál será el papel de su nuevo fichaje galáctico: Rocío Carrasco. La gran protagonista de los últimos meses anunció el lunes que pasa a formar parte del equipo del programa, pero sin especificar el qué, el cómo y el cuándo. Es la técnica predilecta de la productora 'La Fábrica de la Tele': cebar, cebar, cebar. Y con una bomba tan golosa, la táctica es todavía más acusada. Puso los dientes largos a la audiencia y al resto de colaboradores (y presentadores) del espacio, señalando a todos aquellos con los que tendrá enfrentamientos, desavenencias y alguna bronca bien sonora.
La primera de la lista ha sido Paz Padilla, que ha tardado muy poco en hacerse "la longuis" y despejar la pelota lo más lejos posible. "No sé de qué me está hablando", es el resumen. Una amnesia corregida por la multitud de seguidores de Carrasco, que le recordaban una intervención que levantó polvareda.
Ahora bien, no fue la única en recibir bofetadas. Gema López, tertuliana que no acostumbra a seguir al rebaño sin cuestionarlo todo, ha sido atacada por sus propios compañeros. Todo a raíz de la traición de otro colaborador con mucha ansia de fama y de una silla fija: Kiko Jiménez. El andaluz, expareja de Gloria Camila Ortega y actual chico de Sofía Suescún, hizo público el comentario que López hizo fuera de cámaras sobre la llegada de la nueva compañera: "¡Qué masoca, venir aquí a trabajar!". Gema, que no se encoge, le leyó la cartilla: "Tengo los huevos suficientes para decirlo sin que tú tengas que chivarte". Y amplió su opinión con una pulla: "Es el sitio donde pagan, por eso viene Rocío Carrasco". La frase enfureció al resto de colaboradores, con Kiko Hernández al frente: "Me recuerdas a Antonio David, cuando preguntó cuánto le habían pagado a Rocío Carrasco por la docuserie". La ley del embudo: como bien recordaba la madrileña, es exactamente el mismo argumento que Kiko había utilizado con Carmen Borrego, hermana de Terelu Campos, que fue entrevistada en el 'Deluxe'. Y que lo diga Hernández, que insultaba a mujeres con un machismo vomitivo "porque me Sardà me pagaba más" clama al cielo.
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'Sálvame' ya no es un programa de televisión. Es una tómbola donde el premio gordo es... la guillotina. Cada día, un agraciado.