'La última tentación', el reality de parejas (mejor dicho, de apareamiento compulsivo) de Sandra Barneda va de bajada. Ya no arrasa en audiencia como durante las primeras temporadas de 'La Isla de las Tentaciones', ni mucho menos. Y la cuarta entrega, un batiburrillo con los concursantes más polémicos y jugosos de su trayectoria, es un fiasco. El debate de los lunes es el más afectado por este desinterés: Mediaset lo ha desterrado a Cuatro y allí se hunde: un 8'5% en Catalunya y un 9'1 en España. Datos que para la hermana pequeña de Telecinco no son catastróficos, pero no es un programa cualquiera: se espera mucho más de él. Los participantes, cuando menos, se están dejando la piel para generar contenido. Eso quiere decir que el intercambio de fluidos es máximo. De locos. Pero ni así. Parece que han hartado al personal.
Las peripecias de las Fanis, Christofers, Andreas, Maykas, Manuel, Lucía, Isaac y compañía en República Domicana tienen sabor a chicle de segunda mano. La audiencia ha detectado la trampa y cambia de canal, cada semana de forma más notable. Hay que hacer algo para intentar evitar el naufragio. Y la capitana, Barneda, se busca la vida para tratar de minimizar daños.
La estrategia es múltiple: anunciar supuestas bombas, destripar contenido de los programas, enfrentar a familiares contra colaboradores y, en el último extremo, ir a la yugular de los tertulianos. Es lo que le pasó al italiano Tony Spina, un producto con 'solera' de la factoría del desaparecido 'Mujeres y Hombres y Viceversa' con más kilómetros que una Vespa de los 80. Spina es otro prototipo de 'machote' que ha salido con medio Mediaset. Entre sus conquistas destaca Makoke, con la que se emparejó después de su separación de Kiko Matamoros, pero también encontramos a la inclasificable Oriana Marzoli y dos participantes de 'La Isla...'. Este apartado lo convertía en un buen invitado para meter baza sobre las tramas. Ahora bien, no se esforzó nada. Parecía un pasmarote, un mueble en plató. Ahora bien, hasta que tuvo sus momentos. Y qué momentos.
El primero, al criticar a Fani (que ha vuelto a engañar a su chico Christofer, autor de aquella huida mítica por la selva gritando enloquecido), de la que dijo "eres más peligrosa que darle una pistola en un mono". A Barneda no le hizo nada de gracia y lo humilló: "A humorista mejor que no te dediques". El chico se descolocó, pero el pique final fue todavía peor. Volvió a tener un minuto de gloria comentando el enfrentamiento entre Mayka y Marta Peñate, dos de sus ex. Y explicó que la primera lo había decepcionado mucho, hablando muy mal a sus espaldas y ofreciendo detalles feos de su intimidad. El plató le pedía que concretara qué era tan grave, pero se hacía el digno: "no lo repetiré". Sandra volvía a zurrarle: "No estás contando nada". O lo que es lo mismo, 'para esto haberte quedado en casa'. Spina tardó unos segundos en tomar una decisión, justo cuando era Nagore Robles, pareja de la catalana, la que le leía la cartilla. "Yo no voy a pasar por aquí, muchas gracias por la invitación...", decía mientras se quitaba el micrófono de mala manera y se largaba. Sandra, una vez había salido de la imagen, lo remataba: "A lo mejor le vemos en otro plató especificar que sabe ir un poquito más allá, pero será en otro sitio."
El 'mal rollito' es evidente. Barneda es transparente y no hace prisioneros. Y Spina era la presa perfecta. Este ya no vuelve más.