El protagonista del día en el Open Banc Sabadell no ha saltado a la pista del Real Club de Tenis Barcelona. No hacía falta. Ya ganó el partido más importando de su vida la jornada anterior, a 650 kms de la arena batida barcelonesa. Concretamente, en la Audiencia Nacional. Era Sandro Rosell, absuelto después de 21 meses de prisión preventiva por un presunto delito de blanqueo de capitales. La expectación por la nueva visita del expresidente azulgrana (ya le vimos en el Village del torneo un día antes de la absolución, junto con Josep Maria Bartomeu), ahora ya como hombre en libertad, sobrevolaba el ambiente desde que a las 11 de la mañana se filtrara la inminente llegada de Sandro. Una llegada que se ha hecho esperar prácticamente 4 horas, hasta cerca de las 3. Esquivaba a los medios de comunicación que hacían guardia, y entraba directamente en el restaurante, donde ha seguido el gran partido del día: Rafa Nadal - David Ferrer. Lo hacía rodeado de sus seres queridos, sonriendo feliz pero sereno y recibiendo multitud de muestras de afecto.
El expresidente no ha hecho declaraciones al grupo de periodistas que le han esperado durante toda la mañana bajo la lluvia. Sólo dos breves mensajes antes de desaparecer entre la multitud y de la seguridad del recinto: "Estoy muy contento y muy feliz", aunque no olvida lo que ha tenido que sufrir a lo largo de estos casi dos años de prisión: "Ha sido mucho tiempo, pero ahora mismo estoy muy feliz" Las ganas de escuchar las palabras de Sandro han provocado nervios, carreras e incluso, un comportamiento exagerado del equipo de seguridad. A 25 metros de allí, Rosell compartía uno pica-pica con amigos y familiares, y evitaba en un primer momento el contacto directo.
Sin embargo hemos podido acercarnos y tomar algunas imágenes de Sandro, relajado y emocionado por las muestras de afecto recibidas. Minutos más tarde abandonaba el espacio de restauración y caminaba por el Village acompañado por el economista Josep María Gay de Liébana, ha seguido recibiendo el calor de la gente y se ha hecho fotografías con el público, siempre con una sonrisa.
Es lo mínimo que merece después del calvario al que le ha sometido la jueza Carmen Lamela. Esperamos que el recurso de la fiscalía no pueda tumbar, una vez más, a un hombre libre.