Con el vicepresident de la Generalitat y siete consellers en la prisión, las familias de los presos políticos están bajo el foco de la atención periodística. En los últimos días hemos conocido desde el cumpleaños del hijo de Oriol Junqueras al orgullo del hijo de Meritxell Borràs. El único conseller que ya ha salido de la prisión con el privilegio de una fianza de 50 mil euros es Santi Vila.

En este caso, el propio conseller ha revelado en declaraciones al diario El Mundo que "mi pareja ha pesado mucho en la decisión de dimitir un día antes de votarse la declaración de independencia en el Parlamento". Por primera vez, el conseller habla de la influencia política que ejerce sobre él su compañero, Javier Luque.

ACN

La pareja sentimental de Santi Vila fue a la prisión d'Estremera para acompañarlo en la excarcelación. Luque permaneció en un segundo plano, unos pasos por detrás, con traje oscuro y gafas de pasta. Tiene 38 años (seis menos que Villa), es nacido en Calahorra, cerca de Logroño, y trabaja en los servicios financieros de Telefónica. Viven juntos en el Eixample de Barcelona. La decisión de Santi Vila de apartarse de sus compañeros de gobierno en el último momento, y que le ha servido para salir de la prisión, tiene muchas motivaciones.Su actual pareja es una de ellas. Según afirman conocidos de ambos, Luque "ha llorado mucho por todo esto y le ha pedido muchas veces que lo deje por miedo a que lo encarcelen y los arruine la vida". El novio de Villa no es independentista y temía por el futuro de la pareja.

Santi Vila lleva meses mostrando a su compañero a las redes sociales después de su matrimonio fallido con un cocinero brasileño. Aquella boda de 2014 reunió en el castillo de Peralada una larga lista de Vips: el entonces presidente Artur Mas, la actual presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, y periodistas como Josep Cuní, Pilar Rahola, Toni Cruanyes u Oriol Nolis. Lo que no se recuerda tanto es quien los casó: el entonces alcalde de Girona, Carles Puigdemont.

EFE

Santi Vila tiene todavía dos procesos judiciales que amenazan su vida de pareja: sigue acusado de rebelión en la Audiencia Nacional y puede acabar estándolo en otro sumario por prevaricación por negarse a devolver el arte de Sixena. En lo sentimental, una vez divorciado de su primer marido puede plantearse unas segundas nupcias pero no queda claro que le vuelva a casar el mismo oficiante.