El panorama político español tiene dos personas que parecen competir muy de cerca para ver quién la dice más grande. Cayetana Álvarez de Toledo y Santiago Abascal representan mejor que nadie qué significan comentarios mediocres, absurdos y a menudo, lamentables. La marquesa, el miércoles por la mañana ante Àngels Barceló, comentando sesgadamente unos datos sobre la sanidad en Madrid. Y por la noche, el líder de Vox en el Congreso de los diputados, que a pesar de dar positivo hace 13 días, allí estaba.
En el debate sobre el coronavirus, Abascal estaba (para variar) tan irado como de costumbre con un objetivo entre ceja y ceja, el president Quim Torra, reclamando "un 155 o lo que haga falta" para sacarlo de la presidencia de la Generalitat. "Torra pone en más riesgo todavía la vida de los catalanes" dice, y se queda tan ancho, olvidando que el presidente catalán defiende medidas más restrictivas que el Gobierno, como es el caso del confinamiento total. Pero eso a Abascal no le interesa. Lo que a él lo mueve es decirlas sin tapujos, aunque a menudo haga el ridículo.
Abascal enloqueciendo y pidiendo que se eche a todo el mundo, Torra, Iglesias, Illa, Fernando Simón... Pero lo que sorprendió más es otra frase que sacudió la red, que lo ha hundido. Decía el político ultra: "Aprovechemos las lecciones de esta crisis tenebrosa para convertirnos en un país avanzado científica y tecnológicamente y que brillen en España, con la ayuda de Dios, la confianza en nosotros mismos, la ciencia y la investigación”. Poner en la misma frase ciencia y Dios ha sido demasiado tentador:
Este es el nivel. La crisis por el coronavirus está demostrando lo que ya sabíamos, la crisis política que hay en España con personajes como este.