Esta tercera investidura de Pedro Sánchez está siendo la mejor y eso que las otras fueron imponentes. La primera, por una moción de censura, dejó a Rajoy en el bar y Soraya con su bolso en el escaño del presidente gallego a quien echaban por corrupto. La segunda dejó a Pablo Casado temblando con el peor resultado del PP en la Historia. Pero es que la tercera está sacando de quicio a todos los popes fachas: Felipe VI dudando si proponer a Sánchez y dando preferencia al fracasado Feijóo, la derecha mediática llorando por las esquinas y el catalán hablándose con total normalidad en el hemiciclo con los diputados escuchando la traducción por la orejera. Grandioso ver al zángano Santiago Abascal abandonando su lugar de trabajo para no escuchar hablar catalán. Memorable.
La investidura desenmascara contradicciones, ridículos y fachas en general. El caso de Abascal es divertido porque quien lo desenmascara es su mujer, Lidia Bedman. Es el mal de las instagramers, que tienen tanta necesidad de atención, de likes, de follows y de revelar el lado íntimo que dejan al marido en pelotas. Bedman utiliza un mote en la intimidad dedicado a su marido que es antiespañol. El seudónimo no es en castellano: "My partner":
En lengua inglesa partner es compañero, una manera moderna, izquierdosa y de la CUP de referirse al marido. Y eso que se casaron por la iglesia a pesar de ser segundas nupcias. Lidia Bedman deja en evidencia al católico y castellanófilo Abascal: en casa ni casados ni en castellano. Partners. Para Vox no están bien casados, ella es la segunda mujer de Abascal que se divorció de la primera. Como siempre pasa en la ultraderecha, son antiabortistas, españolísimos, homófobos y antiseparatistas puertas afuera. En casa pueden ser homosexuales, abortar, separarse de la mujer y hablar en inglés en la cama.
Lidia Bedman es instagramer pero poco. Tenía 120 mil followers el año 2018 cuando Abascal no tenía escaño y ahora 5 años después con Abascal tercer partido solo tiene 239 mil. No la ha beneficiado mucho ser la mujer de. El portal Vanitatis publicaba una obviedad: la mujer del líder ultra también es ultra. Lidia, nacida en Alicante hace 38 años, fue en las listas de Vox. Es licenciada en Publicidad en la Universidad católica San Pablo CEU. Y una maldad, su hijo Santiago nació el día de las elecciones generales de 2015 que Vox sacó cero diputados. Santiago no vino con un escaño bajo el brazo, pero vino con el nombre del patrón de España. Santiago y cierra España. O como ellos dicen en casa, Close Spain.