La morena más famosa de la TV es Sara Carbonero. Incluso ha sido imagen de un famoso champú que se anuncia en la tele. Es periodista de deportes, divorciada de Iker Casillas y madre de dos hijos. Se reinventa profesionalmente, abandonó Telecinco por amor y se fue a vivir en Portugal, donde jugaba de portero su marido, y tiene un Instagram que le permite vivir de vender marcas. Tiene 3,4 millones de seguidores, una brutalidad. Así, cada cambio de look que se hace merece atención. Lo más bestia sería cortarse el pelo, o teñírselo. Y eso acaba de hacer. Esta es la nueva Carbonero rubia. Ya no tiene el cabello negro como el carbón. Antes y después:
En una story que ha publicado en esta red social, Sara Carbonero ha escrito "Vuelta al cole" para anunciar que vuelve al trabajo después de las vacaciones de Navidad. Y, como siempre hace quien quiere llamar la atención, se ha hecho un cambio de look, pero es demasiado radical para que la periodista siga siendo el icono de las morenas de ojos verdes. Un color rubio ceniza que no lo favorece nada. Pero sigue siendo fotogénica y magnética. En el digital Vanitatis la tratan bien y disimulan que se le ve una melena despeinada y poco cuidada: "Para mantener el estilo boho-chic de su melena larga, con volumen y ligeramente frizz, la periodista ha optado por iluminar su cabello castaño chocolate con finísimas mechas rubio arena (también conocidas como sand hair)". Ya lo habían hecho antes Pilar Rubio y Paula Echevarría, y ahora, la más icónica de las morenas. Era difícil empeorarla, es más ella de morena chocolate:
Sara Carbonero siempre está impecable, incluso cuando tuvo que cortarse el pelo por el cáncer. Tenía una imagen tan cuidada, que el pelo corto le favorecía y le hacía brillar. Un ser especial, angelical, bonito. Las fotos de aquella época las guarda como un tesoro, con millones de likes:
Sara Carbonero dejó a todo el mundo boquiabierto. Desde que empezó a ser una de las caras más conocidas en el mundo del periodismo deportivo, con sus primeras apariciones delante de la pantalla, nunca había aparecido con el pelo tan corto. La periodista llevaba unos meses muy difíciles después de que la operasen de un tumor maligno en el ovario que le habían encontardo después de una revisión rutinaria en el ginecólogo. Después, el tratamiento. Y más tarde, las malas noticias llegaban para su entonces marido, Íker Casillas, que sufrió un infarto de miocardio que lo apartó de los terrenos de juego. La pareja y sus hijos vivían en la ciudad de Oporto, club que había fichado al portero de Móstoles. Y desde entonces ha llovido mucho; ahora es otra Sara.