Antonio Tejado, ex colaborador de ‘Sálvame’ y sobrino de la famosa cantante María del Monte, vive uno de los momentos más oscuros de su vida. De haber sido un rostro habitual en los programas de la prensa rosa junto a celebridades como Belén Esteban, ahora lucha contra graves problemas de salud mental que lo mantienen bajo tratamiento psicológico. Las cámaras que antes lo adoraban ahora lo persiguen con una mezcla de morbo y curiosidad, mientras su vida parece desmoronarse poco a poco. ¿Cómo llegó Antonio Tejado a este punto? Los detalles son desgarradores.
El pasado 20 de mayo, el juez Juan Gutiérrez Casillas del Juzgado de Instrucción número 16 de Sevilla ordenó la puesta en libertad sin fianza para Antonio Tejado y otros cinco acusados, tras su detención por el robo en la casa de su tía, María del Monte, e Inmaculada Casal en agosto de 2023. Sin embargo, su libertad está lejos de ser completa. Como parte de las medidas cautelares, Tejado debe acudir a firmar cada 15 días en dependencias judiciales. Esta simple obligación, aparentemente trivial, ha sido una fuente de ansiedad incontrolable para el exconcursante de Gran Hermano.
Una liberación que no trajo paz
La presión de tener que comparecer ante la justicia ha tenido un impacto brutal en su salud mental. Según reveló Anabel Gil en el programa ‘Espejo Público’, Tejado se encuentra "muy mal", tanto que "cada vez que tiene que ir al juzgado acaba vomitando". Los nervios y la ansiedad parecen dominar su vida, y las esperas interminables para que se celebre el juicio, que podría prolongarse hasta finales del año próximo, están haciendo estragos en su bienestar psicológico. Según la colaboradora del programa, "la prisión pasa factura", y sumado a las cargas que ya llevaba de antes, Antonio enfrenta una situación insostenible, motivo por el cual "está yendo a terapia y le han diagnosticado varias patologías".
Un exilio forzado y la lucha por la sanación
Para alejarse de los recuerdos dolorosos y el constante acecho de la prensa en Sevilla, Antonio ha decidido mudarse a la playa. Sin embargo, ni el ambiente relajado ni el sonido de las olas han logrado darle la paz que necesita. Su estancia en la costa ha sido descrita por quienes lo conocen como un intento desesperado de escapar de sus demonios, pero la realidad es que su salud sigue deteriorándose. Las secuelas de su paso por prisión, junto con problemas preexistentes, parecen haberlo dejado en un estado emocionalmente frágil, incapaz de retomar su vida con normalidad.
En su huida hacia un entorno más tranquilo, Antonio Tejado ha tenido que hacer sacrificios importantes. Los estudios en los que estaba inmerso han quedado en pausa, con la esperanza de retomarlos "cuando su cabeza esté mejor". Aunque no se descarta que pueda continuar su formación de manera online, su prioridad ahora es su salud mental. Según fuentes cercanas, fue su abogado quien le recomendó guardar silencio y no hacer ninguna declaración pública, una estrategia que refuerza la fragilidad emocional del ex colaborador de televisión.