La temporada del Real Madrid ha sido un desastre. La mitad de los jugadores han estado missing durante buena parte del año. Y la otra mitad, haciendo un papelón. Por no hablar de lo grotesco que era ver a jugadores de primer nivel como Marcelo pasadísimos de peso. Sergio Ramos fue uno de los que hizo el ridículo, especialmente borrándose antes de la debacle del Bernabéu contra el Ajax en la Champions.
El capitán, para compensar la vergonzosa temporada que han hecho, pretende redimirse en las redes y demostrar que aunque ya ha acabado la temporada, él no piensa perder la forma. Quiere seguir siendo el emblema de un equipo que este verano lo vivirá muy movidito, con muchas entradas y salidas. El Madrid se descompone y él piensa aferrarse a la camiseta y el escudo como la orquesta del Titanic.
Pero que alguien le diga al central andaluz que el Madrid entrena en Valdebebas y no en Philadelphia. Que alguien le diga a Ramos que el peldaño de su jardín no son las escaleras del Museo de Arte de la ciudad de Pensilvania. Y que no hace falta que entrene levantando unos bidones de agua como si fuera Rocky Balboa arrastrando carros o golpeando muslos de cordero en un congelador. Pero Ramos es un jugador excesivo, también en las demostraciones públicas de compromiso, y ha provocado vergüenza ajena con un vídeo colgado en Instagram:
Si bien ha recibido algunos elogios como "Animalaco", "Crack" o "Vamos capitán", el escarnio también ha hecho acto de presencia: "Pobrecico, no tendrá dinero para pesas", "Vamos Rocky, no hay dolor", "Si está vacía!", "Posturetas, como te has borrado al final de temporada...", "Butanero" , "Van Damme! Ahora dá media vuelta y revienta la palmera a tibiazos". No seamos crueles con Ramos. La verdad es que la imagen es una metáfora de lo que ha sido el Madrid todo el año: ha hecho aguas de mala manera.