Fin del culebrón. La separación más traumática de los dos VIPS más famosos de Catalunya, Shakira y Gerard Piqué, acaba de madrugada, en la mansión familiar de Esplugues. Y ha sido Gerard Piqué quien, afectado por la emoción de todo su final al Barça, ha decidido acabarlo con un acto de generosidad. O de chantaje, el tiempo lo dirá. Según todas las informaciones de los abogados de las partes, Gerard Piqué acepta que Shakira tenga la custodia de los hijos Milan y Sasha y se los lleve a Miami a vivir. Y de manera inmediata. Los niños no acabarán el curso escolar en Catalunya. Después de las vacaciones de Navidad, que pasarán en Barcelona con toda su familia y amigos, se marcharán a Miami y ya no volverán. Serán escolarizados en Miami (Florida), en los EE.UU. desde enero y el padre podrá visitarlos. Punto final sorprendente, rápido y victorioso paraShakira. Se marcha llevándose a los niños. Se lo queda todo.
El tiempo dirá por qué Piqué renuncia a vivir en Catalunya con los niños. La ley estaba de su lado, ningún juez civil habría concedido la custodia a Shakira ya que los niños tienen todo el arraigo en Barcelona. ¿Entonces cómo es que firma que la colombiana se los lleve? Se filtrarán mil razones: que es un acto de generosidad de Piqué porque la presión mediática está afectando a los menores. O dirán que Shakira tiene trapos sucios de Piqué y los haría públicos en los diarios o los tribunales, obtenidos de detectives privados que han seguido a Piqué. Otros dirán que es el mucho dinero de Shakira lo que ha convencido el también rico, pero menos, Piqué. Pero EN Blau no especula, en un caso de separación conyugal es definitiva la opinión de los menores. Los padres han preguntado a los niños con quién quieren vivir y queda claro que Milan y Sasha han dicho que quieren vivir con la madre.
El sábado durante el adiós de Piqué con los niños en el Camp Nou muchos detectaron que el hijo mayor, Milan, de 9 años, mantenía cierta distancia con el padre. Es sabido que el hijo mayor es más de la madre y el pequeño más del padre. En cada acto público se veía la complicidad de cada uno. Incluso hay semblanzas físicas, Milan es clavado a Shakira y Sasha de 7 años a Gerard Piqué. Sólo hay una razón por la cual Piqué ha cedido a dejar marcharse a los niños: ellos así lo quieren. A nadie se le ocurre que si los niños prefirieran quedarse en Barcelona Piqué habría firmado este acuerdo. Y las lágrimas del sábado fueron muy claras. Piqué lloró exactamente cuando dijo la frase clave: "Amar es dejar ir". No pensaba en el Barça sino en los hijos Milan y Sasha. Piqué llora desconsolado, había decidido dejarlos irse. Porque los quiere.
La letra pequeña es irrelevante: que Piqué podrá ir a verles en Miami cuándo quiera (sólo faltaría) o que los gastos serán a cargo de los dos progenitores. Peccata minuta. Piqué paga un precio más alto que la manutención: dejar de ver a sus hijos cada día precisamente ahora que abandona el fútbol y ya no tiene que viajar ni hacer concentraciones. Se queda con Kosmos, Clara Chía y Barcelona, pero pierde a los niños. Una compensación implícita a Shakira que ha sacrificado años de vivir en los EE.UU., donde tiene una mansión y el negocio discográfico. Sería el pacto inicial entre ellos: yo me sacrifico en Barcelona pero cuando dejes el Barça nos marchamos a Miami. Y Piqué ha tenido que cumplir. Piqué es la gran víctima del acuerdo. Queda como el hombre bueno, pero se queda sin los niños.