Tanto tiempo esperándolo y, al final, el regusto es de decepción absoluta. 28 minutos mal contados, y ea, para casa. Shakira se ha sentado en el banquillo de los acusados del TSJC para hacer frente a la causa por fraude fiscal que arrastra desde hace años. La colombiana, con un conjunto de color de rosa de gusto opinable y unas inseparables gafas de sol, ha dicho 4 palabras al juez José Manuel del Amo, 2 más a las decenas de periodistas instalados en las diferentes zonas de la sede judicial, y ha abandonado el lugar a toda prisa. Lo ha podido hacer porque finalmente, y contra todo lo que se había escrito desde hace meses, ha claudicado. Ha llegado a un pacto millonario que evita que entre en la cárcel: 8 millones, entre unas cosas y otras. Dinero no le falta a la colombiana, eso no era un problema. El orgullo, sin embargo, era otra historia. "Por mis hijos", ha expresado en un comunicado posterior. Curiosa forma de verlo, lo podía haber pensado antes.
La combativa Shakira se ha empequeñecido y de qué manera en el tribunal. "Sí", "así es", "sí". Este es el resumen de su declaración al magistrado, en una vista que no ha pasado de los 10 minutos. Antes, al pasar por el arco de seguridad, respondía con un "ahí vamos" a la pregunta sobre cuál era su estado de ánimo. Su gesto era de abatimiento, aunque intentaba esbozar media sonrisa impostada e irreal. Comerse un marrón como este, conociendo los humos de la cantante, ha costado sangre, sudor y lágrimas. Pero ya está, ya ha pasado. Barcelona, ahora sí, queda muerta y enterrada.
VÍDEO | Shakira admite los hechos y las penas por fraude fiscal a la Audiencia de Barcelona https://t.co/MNeRoD22If pic.twitter.com/U3H8nHPTJa
— ElNacional.cat (@elnacionalcat) November 20, 2023
La verdadera chicha de la jornada se ubicaba en el exterior del palacio de Justicia, custodiado desde las 8 de la mañana por un despliegue de Mossos d'Esquadra en progresión ascendente. Controlaban la entrada principal, pero también el acceso lateral de la calle de Buenaventura Muñoz, donde se encuentra la puerta de personal de la judicatura. El ejército de agentes de policía tenía su justificación al ver la multitud de prensa apostada en el Passeig de Lluís Companys, pero no por la presencia de fans y curiosos. La expectación, en este sentido, era inferior a cero. Solo dos o tres parejas de shakiristas y una mujer que se ha llamado el premio a la ocurrencia más surrealista: repartía carteles caseros de colorines hechos con rotulador, donde decía "justicia para Shakira" y "all nations behind you". EN Blau ha sido el primero en descubrirla por puro azar: nos ha explicado que era alemana, que había venido para apoyar a “una reina latina” y la comparaba continuamente con Britney Spears, pero atención: no se autoproclama como seguidora de Shakira. Hay gente con mucho tiempo libre.
Los que también se han hecho el viaje con menos sentido de la historia eran un grupo de periodistas venidos desde Colombia, Miami y México. Lo podían haber visto por la tele y chao, pero no. Querían estar de cuerpo presente. Tampoco ha faltado a la cita el paparazzi Jordi Martín, presidente de conveniencia del club de fans de Shak y “azote” de Gerard Piqué. Martín, que conectaba para un programa americano de habla hispana, no ha tenido ningún tipo de trato preferencial por parte de su musa. Con el que se lo ha currado, vaya. Entre la multitud de informadores estaba Laura Fa, Mayka Navarro o Carlos Quílez. Primeras espadas, pero más como un gesto de cara a la galería que por el contenido real de la jornada. Mucho ruido y pocas nueces. De hecho, los peatones que circulaban por los alrededores no entendían nada: ha habido quejas y más de un señor indignado porque no podía atravesar la calle como ha hecho toda la vida por culpa de una evasora de impuestos que ha aceptado sus fechorías. El Shakirismo barcelonés agoniza. Pero tranquilos: da la impresión que la verán poco por aquí a partir de ahora. La commedia è finita.