Shakira tiene una gran suerte: Gerard Piqué no escribe canciones. Desde que la colombiana se separó del futbolista el verano de 2022 solo habla ella. La versión de la separación que corre es la de ella: repite que Piqué, Clara y Montserrat y Joan, los padres de Piqué, son los culpables de todo, que la abandonaron con deudas, soltera y en una ciudad hostil. Piqué ha esquivado las entrevistas intencionadamente, ha dejado de publicar en Instagram, utiliza twitter sobre todo para promocionar la King's League y ha dejado muy claro que no piensa decir nada de su ex. Un día que habló en twich se incendió medio mundo. Piqué: "Mi expareja es latinoamericana. Tú no sabes lo que he tenido que recibir por redes sociales de gente que es fan de ella, pero barbaridades, miles". Por decir eso lo acusaron de racista. Un absurdo, ha estado enamorado durante 12 años de Shakira y tiene dos hijos con sangre latinoamericana. Cualquier cosa que Piqué diga la girarán. Mejor callar y que Shakira exhiba su rencor.

Mientras Piqué conserva las fotos con Shakira en Instagram, la colombiana justifica las letras de las canciones diciendo que es artista y es su terapia. Tiene la suerte que los Piqué, ni Gerard, ni su discretísima pareja Clara Chía ni los padres quieren hacer escándalo. Solo van filtrando disgustos, como la distancia física y mental de sus nietos Milan y Sasha, las estrofas de mal gusto deseando la muerte del suegro o el ensañamiento con una chica que no tenía ningún compromiso con Shakira, Clara. Pero si los Piqué hablaran, Shakira tendría mucho que perder. Convivir una década con una diva del pop en casa ha sido una de las causas de la separación. Piqué dijo basta a los aires de superioridad, a las manías y a los caprichos de Shakira. Y si no habla la familia, hablan trabajadores de Shakira, como Àlex, un modelo catalán que hizo de figurante en el videoclip Monotonía que Shakira grabó en Manresa hace un año.

Àlex, figurante de Shakira, Antena 3
Àlex, figurante de Shakira, Antena 3

Àlex, no aclara en Antena 3 si es un nombre inventado, no quiere dar la cara y aparece en un parque de Barcelona encapuchado y de espaldas. Parece una víctima de violencia de bandas latinas, pero es víctima del divismo y la avaricia de Shakira. El chico, un modelo catalán, habla claro:  "No tengo miedo a Shakira pero me tapo la cara. Quiero seguir dedicandome al mundo de la figuración y si soy una cara reconocible no volverán a contar conmigo. Estábamos en Manresa, la jornada era de 8 horas y cobré 6 euros y pico la hora. Por una jornada de 8 horas cobré 55 euros. Menos que el SMI. Con los millones de visualizaciones que tuvo nos podría haber pagado más. No nos pagaron ni el transporte a Manresa. Fue una jornada complicada. Nos dijeron que no podíamos mirar a Shakira a la cara. Otro figurante, el que se choca con ella, tuvo que pactar cómo se iban a chocar a través de un coordinador, no con Shakira. Ella nos obligó durante todo el rodaje a no mirarla a la cara. Durante la gravación todo fue muy tenso".

Un figurante se tropieza consigo con Shakira, Youtube
Un figurante se tropieza con Shakira, Youtube
Shakira en Manresa YT
Shakira en Manresa YT

Todos los figurantes eran chicos y tenían dos cosas en común, eran guapísimos y fueron humillados por Shakira. La diva está dejando una retahíla de damnificados de su paso por Catalunya. Y con todos tiene un mismo patrón: el clasismo. Considera amigo suyo a Jaume de la Iguana, el director del videoclip, pero en cambio a los empleados los maltrata, los asfixia y en un gesto de diva que parece medieval, deja dicho que no la miren a los ojos. Será para que no se sienta lo que es: un retaco.