Hace tiempo que decimos en En Blau que la pareja más guapa, divertida, que se hace querer y envidiable de la televisión de este país es la que forman Sílvia Abril y Andreu Buenafuente. Los dos cómicos catalanes se aman con locura el uno al otro y a menudo se dedican muestras de cariño, de amor y de afecto en las redes sociales.
Besos, fotos preciosas, mensajes todavía más bonitos... lo que haga falta para seguir apasionados como el primer día que surgió la llama entre los dos en uno de los programas dirigidos por el de Reus donde colaboraba Abril haciendo de la niña de Shreck.
Su historia de amor está llena de momento alucinantes y de sorpresas, como cuándo ella hizo años y se encontró la casa decorada con muchos globos de donde colgaban las fotos de sus amigos. Pero a Abril y Buenafuente todo el mundo les quiere. Son muchos los que están dispuestos a hacer que se vayan de los sitios con una sonrisa de oreja a oreja y a que la pareja tenga un buen recuerdo.
Y eso es lo que les acaba de pasar después de ir a comer a un restaurante. No sabemos qué escogieron de menú, pero lo que sí sabemos, por un vídeo colgado en su Stories d'Instagram, es que de postre pidieron una panacotta de fresa.
Hasta aquí, todo normal, pero la sorpresa que se han llevado cuando les han traído los postres estaba al lado, en el mismo plato, con un dibujo hecho con chocolate, que demuestra que allí donde van se pueden encontrar con una demostración inesperada de afecto y agradecimiento por endulzarnos ellos a nosotros tantas horas a través de su humor en sus programas.
Porque un chef creativo ha hecho un dibujo de Buenafuente en su programa Late Motiv, dedicándole unas palabras: "Nunca puedo desconectar del todo". O, cómo diría la misma Abril: "Maravillas a los postras".
Una dulce imagen. Como dulce es el amor que se tienen ellos dos. Y el que todo el mundo les tiene a esta pareja maravillosa.
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Claro está que, para cosas extrañas que se ha encontrado en un plato de un restaurante, lo que se encontró el exjugador del Barça Cesc Fàbregas. Porque si hay un nombre catalán que vuelve loco al resto del mundo a la hora de pronunciarlo, especialmente los castellanohablantes, pero por lo que se ve, también a los monegascos, este es el suyo.
El jugador catalán, bautizado de mil maneras, ha tenido que sufrir que cuando hablan de él, los narradores hicieran mil combinaciones con sus cuatro sencillas letras, que cuando las tiene que decir alguien que es de fuera, toman una dimensión desconocida donde le hemos oído decir de mil y una maneras: Cecs, Chec, Cez, Xesc y así hasta el infinito, utilizando todas las combinaciones posibles con la 'C', la 'E' y la 'S'. Pero si un nombre se lleva la palma de los muchos como han nombrado a Cesc Fàbregas, este es sin duda, el que vio en un restaurante de Mónaco: "He encontrado mi asiento"...
...Suerte que no le hicieron un dibujo de Sex Fàbregas en acción, como a Buenafuente...