Si hay una mujer que ha vivido un cambio de vida radical en cuestión de semanas, esa es sin ningún tipo de duda Silvia Bronchalo. Un nombre que pocos o nadie tenía en mente hasta antes del 5 de agosto, cuando se hiciera público por primera vez el escabroso crimen que Daniel Sancho, su hijo fruto de una relación pasada con el reputado actor Rodolfo Sancho, había confesado cometer en Tailandia. El chef madrileño, de ahora 29 años, habría asesinado y descuartizado el cadáver de Edwin Arrieta, un cirujano colombiano de 44 años con el que mantenía una relación más allá de la amistad. Y del amor también, porque la historia es turbia a más no poder.

El caso es que, obviamente, Sancho ingresó en prisión. Pero no en España, sino en penal tailandés de Koh Samui, donde todavía se encuentra recluso. Como es evidente, si sus allegados quieren visitarle, tienen que desplazarse hasta el país asiático. La primera en hacerlo fue su madre, y desde entonces se ha instalado allí hasta nuevo aviso. Bronchalo, actriz retirada, ya tiene incluso sus rutinas y círculos de confianza en la isla. Su nueva casa a la fuerza.

Silvia Bronchalo ha retomado su rutina en Tailandia

Desde que el pasado 17 de agosto se hiciese efectiva la posibilidad de que Daniel Sancho recibiese visitas, una vez concluido el protocolo de aislamiento contra los contagios de la COVID-19, Silvia se ha convertido en una habitual ante las cámaras de todos los medios de comunicación que se han desplazado hasta allí para cubrir el suceso. En un principio, más intranquila y nerviosa, oculta bajo unas enormes gafas de sol y sin dirigirse de forma a la prensa, que respetó su espacio en el día del primer encuentro. Fue ella quien, después de la segunda visita, decidió dar sus primeras declaraciones. Escuetas, pero las dio. Agradeció el respeto y la empatía y destacó que, como es lógico, no está siendo un buen trago para ella. 

Silvia Bronchalo en Tailandia. / EFE

Ya más asentada, Bronchalo se oculta menos. Eso sí, a excepción de los días que el protagonista de Al salir de clase ha pasado en el país asiático para reencontrarse con su hijo en común. Durante la estancia de Rodolfo Sancho en Koh Samui, prácticamente ni rastro de ella. Es evidente que no tienen una buena relación, o al menos así se desprende de las desavenencias que estarían teniendo en cuanto a cómo enfrentar el duro proceso judicial que acarrea el crimen, de modo que la madre de Daniel apostó por no dejarse ver a la vez y privar a las cámaras de una de las imágenes más buscadas del momento. Y es que parece que las cámaras ya no le hacen tanta gracia. Entiéndasenos, que nunca le encantó el medio, ya lo decía ella, pero el último de sus gestos denota una actitud demasiado desafiante que aquí recuperamos.

El gesto más desafiante de la madre de Daniel Sancho con los periodistas

Ha sido ante las cámaras del reportero enviado por TardeAR, el nuevo magacín de Ana Rosa Quintana para las tardes de Telecinco. En un seguimiento exhaustivo de los movimientos de Silvia Bronchalo, ahora que se conoce que el juez ha aceptado que pueda acceder a la documentación oficial del caso e incluso hacer copias, se ha dado el tan comentado encontronazo. Mientras ella seguía con su ruta de copisterías, entendemos que imprimiendo todos estos documentos tan imprescindibles, se daba el momento.

Como se ve en el vídeo, poco queda de aquella Silvia "amigable" con los periodistas. Cuando ve que le preguntan sobre el tema, no solamente calla como hasta ahora. También saca el teléfono y empieza a grabar a la prensa con un semblante muy provocador.

Silvia Bronchalo graba a los periodistas. / Telecinco

Silvia no puede más con la presión mediática, y es comprensible. En cualquier caso y por ahora, Daniel sigue siendo noticia, de modo que no le queda otra que resignarse a aceptarlo. Aceptar que los medios se deben a las noticias.