La muerte de un hijo es el golpe más duro que puede sufrir un ser humano. Y si además el motivo del fallecimiento es una decisión voluntaria como un suicidio, el dolor es muy difícil de digerir y asimilar. Un trance que está viviendo como un verdadero infierno la cantante irlandesa Sinéad O'Connor, quien ha perdido a su hijo Shane en estas circunstancias. La noticia impactó a todo el mundo el pasado 8 de enero, y reponerse se está revelando como un objetivo absolutamente inalcanzable.
La autora e intérprete del 'Nothing Compares 2U' compartió la angustiante búsqueda de su hijo de 17 años, quien llevaba horas desaparecido en una localidad cercana a Dublín. El joven no daba señales de vida a pesar de los mensajes desesperados de su madre, instándolo a presentarse en una comisaría de policía lo antes bien posible. Sinéad sabía que el desenlace podría ser el peor de todos: Shane tenía conductas autodestructivas y estaba bajo vigilancia en la unidad de prevención de suicidios de un hospital irlandés. Lo había intentado en dos ocasiones con anterioridad. Desgraciadamente, no se equivocaba: los agentes lo encontraron horas después sin vida, y la madre confirmaba este extremo: "Mi precioso hijo Nevi'im Nesta Ali Shane O'Connor, la luz de mi vida, decidió acabar su lucha terrenal y ahora está con Dios. Que descanse en paz y que nadie siga su ejemplo. Te quiero tanto...".
La familia ha celebrado el funeral del adolescente, que se había escapado del centro que lo vigilaba. Una despedida que ha destacado por una excentricidad que hiela la sangre: la madre dejó paquetes de tabaco sobre el féretro, por si "no los encontraba en el cielo". Una vez acabada la ceremonia, una nueva sorpresa. Y muy preocupante: Sinéad ingresaba en un hospital por el temor a que emulara la conducta de Shane. El difunto no era un hijo más de los 4 que ha tenido a lo largo de su vida: era el único con quien mantenía relación, y bien estrecha. El trauma, por lo tanto, ha sido especialmente demoledor.
Los mensajes de la cantante en redes sociales, de los que ya no queda rastro en su cuenta, eran aterradores: "Todo lo que toco lo arruino. He decidido seguir a mi hijo. Vivir sin él no tiene ningún sentido". U otro, en el que asegura que "me odio a mí misma. El hospital ayudará un tiempo, pero me encontraré con Shane. Esto sólo es un retraso". La situación es crítica e imprevisible. Y recurrente: estuvo ingresada en el pasado por este mismo motivo.
Ojalá que la historia no se repita. Esperamos que, de una manera u otra, la artista y madre pueda encontrar las fuerzas que ahora le fallan para salir adelante. Todo nuestro apoyo, por descontado.