Sofía Suescun es una de las influencers más populares. Su pasado televisivo, como "reina" de los realities de Telecinco, le proporcionó una base de seguidores descomunal que ha sabido conservar y rentabilizar, a pesar de haber sido vetada en Mediaset por un conflicto de intereses con Paolo Vasile. Curiosamente, la línea roja solo la afectaba a ella; no al resto del séquito familiar. Ni a su pareja Kiko Jiménez, ni al hermano Cristian, ni a la madre Maite Galdeano. Todos ellos han seguido exprimiendo la ubre televisiva, algunos con más fortuna que otros. Es el caso de Kiko, actual concursante de 'Supervivientes', y de su madre Maite, la defensora del andaluz en plató. La conductora de autobuses es un personaje delirante y a menudo insufrible, pero también un espectáculo televisivo.
Galdeano es difícil, pero sigue conviviendo con su hija y su pareja. Y es así por voluntad de Sofía: con la fortuna que ha amasado, bien podría regalarle un pisito y tener la fiesta en paz. Porque a pesar de la imagen de familia feliz, lo que pasa en aquella casa es una batalla sin fin. Las costuras saltan constantemente. Y a veces, se traspasan líneas rojas. Sofía lo acaba de hacer, con una revelación muy humillante sobre la madre que la matriculó. Si es verdad o una broma solo lo saben ellas. Tampoco si Suescun quiere ayuda o solo unos cuantos de miles de likes más para seguir facturando. Es la trampa de los influencers: la mentira es muy lucrativa.
Sofía, que lloraba hace unos meses por una patología de su madre (hablaba de eutanasia), acaba de destapar otro problema de salud mental, y que está convirtiendo la convivencia doméstica en una misión imposible. Galdeano tiene un trastorno psicológico, un síndrome que provoca lástima: el de Diógenes. Un "total abandono personal y social, aislamiento voluntario en el hogar y acumulación de grandes cantidades de basura, desperdicios y objetos diversos". La enfermedad afecta generalmente a mayores de 65 años con problemáticas previas como personalidades obsesivas o compulsivas. No es ninguna broma, a pesar de la estigmatización del cliché. Por eso tendríamos que descartar que una hija hable así, a la ligera, de su madre. Una confesión que ha hecho, evidentemente, en redes sociales, exponiéndola ante millones de curiosos y fisgones.
Suescun: "No quiere escuchar, pero su habitación es un estercolero". La frase es severa, parece que está desesperada. El problema es cuando entras en el fondo de la cuestión: la influencer está hablando de ropa en el armario. La acusa de no querer deshacerse de piezas que no utiliza: "Hay que enseñar lo que verdaderamente eres. ¿Algún tip para el síndrome de Diógenes? Yo digo erradicarlo de raíz", proseguía. "Si me pides vestidos, me demuestras que en tu armario solo hay basura". La madre replicaba: "En esta vida; guarda y tendrás". El tufo a ópera bufa es brutal. Ellos sabrán. No todo vale.