Sonia Ferrer se encuentra en un momento profesional muy dulce. Este fin de semana ha empezado una nueva etapa, presentando la última apuesta de Telemadrid: De todo corazón. Se trata de un programa que da un repaso a la actualidad del mundo de los famosos, ocupando la franja del mediodía también con entrevistas propias. Una temática en la que tiene mucha experiencia después de estar al frente del programa rosa Gente en TVE.

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La presentadora ha concedido una entrevista en Lecturas para hablar al respecto, pero ha acabado sincerándose y confesando una parte de su pasado que se desconocía y que ha acabado siendo lo más comentado.

Bajo el titular: "Tuve que dejar la danza por un tumor", Ferrer confiesa que con 17 años vivió el peor momento de su vida. Se encontraba en un internado de danza clásica en Francia, convencida de que quería dedicarse a este mundo. Pero cuando todavía era menor de edad le encontraron un tumor en la columna que le estrangulaba la médula: "Sacrifiqué mi infancia, sin mi familia cerca, lloraba cada día. Y de golpe tenía que pensar en otra vida. Nunca he querido explicarlo con dramatismo, pero los médicos me llegaron a preparar para estar en una silla de ruedas".

"La recuperación fue muy dura, y me tatué una estrella debajo de la cicatriz. Creía que así la gente no se fijaría". El testimonio resulta muy duro, pero se muestra positiva recordando que no dejó que eso le chafara: "Volví a España y estudié turismo. Hice una serie para la televisión catalana y después un programa en Cosmopolitan. Después llegó Gente, en el que estuve ocho años".

Ferrer interpretaba a la vecina de cuatro amigos que vivían juntos en una divertida serie, Happy House, a TVE de Catalunya / RTVE

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Durante la entrevista también ha querido hablar de su expareja, el jinete Álvaro Muñoz Escassi. Lo conoció en Mira quién salta cuando todavía estaba casada con Marco Vricella, el cirujano padre de su hija, y fue tal el capricho, que acabó divorciándose e iniciando una breve historia de amor con Escassi: "Dio mucho que hablar, porque nadie sabía que mi matrimonio ya estaba roto".

"No calculaba que me iba a separar. Me habría gustado tener muchos hijos. Me encantan los niños, pero me gustaría ser madre con alguien con quien construir algo. Después de un fracaso necesitas doble seguridad. Estoy un poco resignada al no", ha confesado.

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Un episodio de su vida hasta ahora desconocido, una historia de superación que ha dejado a todo el mundo boquiabierto.