La presentadora catalana Sònia Ferrer ha quedado conmocionada, como todo el mundo, por una triste noticia que se conocía hace unas horas: la muerte de la periodista y fotógrafa Olatz Vázquez a los 27 años después de un año de lucha contra un cáncer gástrico con metástasis abdominal. La noticia, dolorosa por sí misma, lo es más por el hecho de que Vázquez recibió tarde el diagnóstico de su enfermedad.

La joven enfermó en medio de la pandemia del coronavirus, en marzo del año pasado. Hacía tiempo que se encontraba mal y tenía programada una gastroscopia para el 22 de abril, que se retrasó hasta el 9 de junio. La joven periodista, intuyendo que alguna cosa no iba bien, pidió que reconsideraran su caso. "Olatz, no te preocupes, hemos estudiado tu historial clínico y tú no tienes nada grave", fue su respuesta.

Olatz Vázquez / Instagram

Tres meses más tarde, después de un año de perenne malestar, por fin pudo realizarse la prueba. "Olatz, hemos encontrado varias úlceras tumoritadas en tu estómago". Era cáncer gástrico. "Me dijisteis que era joven y que no tenía nada grave", recriminó a los médicos. "Salgo de la consulta. Me caigo al suelo. Grito. Lloro. Rabia, impotencia, dolor." Confesaba en Twitter. Vázquez documentó gran parte de su lucha en las redes sociales con el fin de ayudar a otras personas en la misma situación, hasta que finalmente se ha sabido el triste desenlace.

Y Sònia Ferrer, conmocionada, lo ha aprovechado para explicar su propia experiencia: "No sé bien qué me ha llevado a compartir esto, supongo que la historia de Olatz me ha tocado".

Sònia Ferrer / @soniaferrer

Ferrer explica en primera persona qué tuvo que sufrir ella años atrás, una situación de desconocimiento total por parte de los médicos, de angustia y dolor por parte de ella y su familia y de ser capaz nadie de asumir que no sabían qué le pasaba.

Y lo que le pasaba era ni más ni menos que tenía un cáncer de huesos en la columna: "Yo tenía 15 años y un tumor de hueso en la columna que me estrangulaba la médulaUna supuesta eminencia en traumatología le dijo a mi madre que tenía un dolor imaginario y que solo quería llamar la atención. Lo que empezó siendo ocasional, se volvió diario".

Sònia Ferrer / @soniaferrer

La eminencia se cubrió de gloria. No fue el único. Ferrer "caía al suelo y convulsionaba con unos dolores inhumanos. Intentando calmarlos, me pinchaba Nolotil a diario y tomaba todo lo que llegaba a mis manos y claro, mi orina acabó manchada de sangre. Tenía ya 16 y un 'gran' urólogo insinuó delante de mi madre y mi abuela que viviendo sola en el extranjero, a saber con quién me habría acostado y qué infección podría haber pillado. (vivía sola, sí, pero seguía siendo virgen aunque nadie parecía creerme).". Como lo oyen.

Hay más. Un dentista también hizo de las suyas: "Un dentista me quitó las muelas del juicio porque sin duda se debía a un dolor reflejo". Traumatólogo indecente, urólogo indecente, dentista indecente... y osteópata indecente, que le dijo que se pusiera un alzador en el zapato izquierdo "porque dijo que tenía una pierna 1 cm más larga que la otra". Por no hablar de urgencias, donde llegaba "rompiendo la ropa con los dientes, llorando y gritando porque el dolor era insoportable y me daban el alta diagnosticándome 'gases'...". De traca:

El hilo es dolorosamente demoledor. Y doloroso fue todo lo que sufrió Ferrer hasta que finalmente un médico salvador se le apareció tres años después. El Dr. Frederic Font Vila, "lo más parecido a Dios", que vio que se podía tratar de un tumor. "Con casi 18 años ya el tumor era demasiado grande para que el riesgo de tocar la médula al quitarlo no fuese casi inevitable. Acabó todo bien porque aquí estoy, caminando y bien, pero pudo no haber sido así".

La presentadora estalla y recuerda el infierno de indecisión que vivió por parte de muchas personas que "Nunca, ninguno, supo decir “no sé lo que te pasa”. Tan difícil es?? Prefieren inventar antes que reconocer que no llegan a todo. Importándoles muy poco las consecuencias. No cuestiono la calidad de los médicos, pero sus necesidad de dar un diagnóstico alargó mucho mi sufrimiento y casi acaba con mis piernas". Una necesaria reflexión en voz alta con el fin de evitar que no pasen nunca más desgracias como las de Olatz Vázquez.