La detención de Pablo Hasél en el rectorado de la Universidad de Lleida ha desencadenado un cúmulo de reacciones que no acaba, la sociedad, en su mayoría, no lo acepta. Es un tema social que nos perjudica en todos y todas, en todos los círculos sociales habidos y para haber. Parece que todo el mundo converge en la idea de que eso supone un retroceso en términos de libertad de expresión. Políticos, raperos, activistas, periodistas, e incluso monjas han puesto el grito en el cielo.

El momento de la detención de Pablo Hasél, Europa Press

Sor Lucía Caram, autodefinida como monja contemplativa, inquieta e inquietando, ha hecho un tuit proclamando una sociedad dialogante y plural, y denunciando el hecho de que un rapero pueda llegar a entrar en la prisión por sus letras, que, encima, según ha dicho, representa lo que muchos piensan, y también ha defendido la igualdad de todos los ciudadanos.

Este encarcelamiento traerá mucha cola, ya tenemos reacciones de todo tipo y comparaciones con otros países que no dejan en buena posición el Estado español. ¿Hasta cuándo seguirá la represión de las ideas? Esperen sentados.