Que los catalanes topamos a menudo con muchos que quieren aniquilar el catalán, que tenemos que cuidar de nuestra lengua, porque si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará, sino más bien todo lo contrario, que o luchamos por el catalán o nos quedaremos sin lengua, es una realidad incontestable. Y cruda. Por eso Pilar Rahola se ha mostrado más contundente que nunca en su vídeo en el Palabra de Rahola de este martes 25 de febrero. Un grito de auxilio en toda regla, un SOS, una queja dura, severa, y una reflexión que, o nos ponemos seriamente, o vamos por el mal camino. La escritora ya avisa, nada más empezar, de que "voy al grano y sin paños calientes" y se pregunta si "¿somos nosotros, nosotros y nuestros hijos, el último eslabón de la cadena de transmisión del catalán como lengua de uso masivo? Es decir, este idioma nuestro que hace más de mil años que hablamos, que quiere decir que durante más de mil años cada eslabón, cada generación ha enviado en una larga cadena el uso del catalán y la seña de identidad catalana a través de su idioma, esta larga cadena de más de mil años de historia... ¿va hacia el final?", se pregunta amargamente.

"Lo tenemos que decir y preguntar en estos términos porque si la encuesta de uso lingüístico, la última que sabemos, tiene razón, y por lo tanto, en consecuencia, hoy en día solo utilizan el catalán como lengua de uso habitual un 31% a duras penas de los catalanes, es decir, no llegamos ni a la mitad, de los catalanes, en nuestra propia tierra, donde nació nuestro idioma, que se utilice la lengua propia, sino que incluso llegamos a un tercio...". Si eso es así, lamenta Rahola, "si estos son los datos, la situación del catalán está en un proceso de agonía". Rahola se refiere a la encuesta de usos lingüísticos de población (EULP) que elabora cada cinco años el Govern, y que ha presentado recientemente su última actualización, con datos correspondientes al 2023. ¿Conclusión?: el uso del catalán cae a los mínimos más bajos de los últimos veinte años, cosa que supone un descenso con respecto al anterior informe, del 2018, el cual situaba el número de hablantes habituales del catalán en el 36% —ante un 48,6% de uso habitual del castellano. La caída continúa una acentuada tendencia decreciente, si se compara con el 46% del 2003 —ante un casi empatado 47% de castellano—, el primer año que se hizo la encuesta. Y eso que el número de conocedores de la lengua catalana ha aumentado en cifras absolutas, son 267.000 conocedores más del catalán en los últimos veinte años. Este crecimiento, sin embargo, tal como ha señalado el conseller de Política Lingüística, F. Xavier Vila, no se corresponde al número DE llegados de fuera de Catalunya durante estas dos décadas: unas 398.500 personas, que han hecho aumentar la población un 17,9% —el aumento del número de extranjeros ha sido del 184% los últimos veinte años.

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Francesc Xavier Vila, conseller de política lingüística

Un proceso que necesita urgentemente de una reflexión, "y por lo tanto, nos tenemos que preguntar y tenemos que tomar conciencia de que quizás somos la última cadena, el último eslabón de la cadena, que aquello que no han conseguido romper con dictaduras, con represión, con violencia, con todo tipo de leyes, durante tres siglos, desde que existimos y desde que existimos hemos ido haciendo, pero en el momento en qué perdimos nuestros derechos constitucionales la embestida ha sido brutal y hace 300 años". Desde entonces, y a pesar de todo, "parecía que sobrevivíamos". Pero, la pregunta que se hace ahora la escritora es si "¿lo conseguiremos ahora?". Ella misma tiene una respuesta que no le gusta tener: "nada lo hace pensar... Y hablemos claro, también: no se trata de que los catalanes nos convirtamos en militantes de la lengua y hablemos todo el día catalán. Obviamente que la militancia individual es de enorme importancia, 'mantengo el catalán', muy bien. Pero podemos utilizar muchos más idiomas, porque el problema no lo tenemos en que utilicemos el catalán siempre para demostrar que así lo salvamos. Porque no es un tema individual, es un tema colectivo". Rahola entiende que "claro que tenemos que tomar conciencia individual. Pero si no hacemos un trabajo colectivo, no saldremos adelante".

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Foto: Montse Giralt

Y pone como ejemplo "aquella famosa frase de Salvador Espriu, 'salva las palabras', a estas alturas vuelve a ser no solo necesaria, sino más urgente que nunca, porque no olvidemos la perspectiva: han atacado el catalán por tierra, mar y aire, de manera integral, un estado poderoso, que nos ha prohibido el idioma durante décadas y décadas, todo el siglo XVIII, después del decreto de Nueva Planta, todo el siglo XIX, donde el catalán prácticamente estaba desapareciendo (Bonaventura Carles Aribau le dijo 'adiós' en la Oda a la Pàtria), en el siglo XX con dos dictaduras, y después con democracia que parecía que ya está...". Pero no. Ni mucho menos. "La cantidad..., la telaraña de leyes que lo ahogan, que imponen el castellano por encima del catalán, más la telaraña de tribunales y todo el aparato del estado democrático español que sin embargo está dedicado a la destrucción del idioma, nos ha dejado en una situación paupérrima".

Enquesta llengua
Enquesta llengua

Rahola se deja de tibiezas para decir claro y catalán que "tenemos que decirlo de una manera rotunda: ni en las épocas de Felipe V, decreto de Nueva Planta, ni en las épocas de Fernando VII, el loco violento, ni en las épocas de Primo de Rivera, ni en la dictadura de Franco...: el momento más lesivo para el catalán es en democracia, porque nos han tomado la medida, nos han dado un envoltorio democrático, pero han autorizado la democracia para destruirnos". La escritora tiene claro que "quieren destruir el idioma, porque lo que quieren, este es el objetivo, es destruir la nación catalana. Que dejemos de ser catalanes. Saben que el idioma es la seña de identidad. Saben que es el núcleo central de nuestra manera de ser, de nuestra identidad nacional. Atacan la lengua catalana porque quieren destruir la nación catalana". ¿Qué quieren estos represores, según Rahola?: "Quieren que seamos una peculiaridad regional, 'coros y danzas'. Quieren que seamos un acento, pero no un idioma de una nación, de un país. Es un ataque político, es un ataque social, es un ataque legal. Es un intento de sustitución cultural. Es una limpieza lingüística para poder destruir una nación". Rahola pide que "seamos conscientes, porque el catalán está en guerra, atacado por todas partes, por todos los flancos y tenemos muy débiles las defensas".