Susanna Griso ya lleva dos semanas al frente de 'Espejo Público' después de haber disfrutado del verano más extraño de las últimas décadas. El primero separada oficialmente de su marido, Carles Torras, después de 23 años de matrimonio. No ha perdido el tiempo, eso sí: vacaciones en Formentera, en las Canarias y, evidentemente, en su Catalunya natal, en Platja d'Aro. También ha pasado por Marbella, por el Festival Starlite, donde la premiaron por su vertiente filántropa y de ayuda a las causas sociales. Allí dejó titulares jugosos y que no habrán gustado nada a la parroquia ultraderechista, explicando las virtudes y el gozo que siente por sus hijos adoptados, uno de los cuales sería lo que VOX califica como un peligroso MENA: hablamos de Koudus, un joven que llegó en patera a la Península y que ella considera un MEBA: "un menor bien acompañado".
No sabemos si estas declaraciones han provocado la huida de sus espectadores más españolistas, porque los datos de audiencia siguen siendo más o menos los mismos: a 7 puntos de distancia de Ana Rosa Quintana, la sheriff facha favorita de los matinales televisivos. Si este es el motivo para perder espectadores, seguro que le importa un rábano. Quizás que a Planeta no tanto, claro.
Sea como sea, Griso ha arrancado el curso con energía y una enorme sonrisa dibujada en su rostro. Y con ganas de sorprender a los espectadores, dentro y fuera del ámbito televisivo. Lo acaba de hacer recuperando una imagen vintage de su archivo personal y que tiene casi medio siglo de vida: Susanna, de pequeña, sentada en un prado y ofreciendo con inocencia una margarita a sus padres, probablemente. Unos progenitores que, por cierto, estuvieron a punto de ponerle otro nombre cuando nació: en vez de Susanna hoy estaríamos hablando de Georgina. Anécdotas aparte, es bien cierto que la fotografía es adorable, casi de póster.
Lo que también sorprende es el texto que la acompaña: la de Antena 3 recuerda los sueños de aquella criatura que ni se imaginaba convertirse en una estrella de la televisión, dedicando 15 años de su vida al mismo programa (entre otros empleos). Eso sí, el gusano del periodismo y la investigación ya recorría su organismo: "Esta niña quería ser espía, pero sus amigas le pedían que estudiara psicología y su curiosidad acabó convirtiéndola en periodista: una profesión en la que bascula entre la psicología y el espionaje". Muy interesante, aunque no se puede decir que 'Espejo Público' sea la reencarnación de Bob Woodward y Carl Bernstein, los periodistas del caso Watergate. En fin. Soñar es libre. Precisamente, el final del mensaje invita a soñar "en grande, porque la vida es una lavadora que trata siempre de encoger tus sueños".
Griso, la Matahari de Antena 3. ¿Se lo imaginan?