Susanna Griso no ve el día que llegue a la familia su tercera hija. La presentadora de Espejo público está inmersa desde hace tiempo, más de ocho años, en un larguísimo proceso de adopción de una niña de Costa de Marfil. Ella y su marido pusieron en marcha hace tiempo los trámites. De hecho, como ella misma confesa en las páginas de Pronto, "hace años que está todo preparado por su llegada". Pero ésta no llega.
Ahora, sin embargo, ven la luz al final del túnel: "Confío y deseo que pueda estar conmigo en breve, ojalá sea ya cuestión de hablar de semanas". Después de tantos años, la espera está siendo eterna: "Se hace muy larga. Está siendo un embarazo tremendo, son cosas que te ponen muy a prueba. Pasa tanto tiempo y la burocracia a veces es tan lenta y tan pesada que provocan que sea un proceso muy duro". Griso ya tiene dos hijos adolescentes, Jan y Mireia, de 15 y 13 años.
Además del proceso de adopción, a Griso se le ha mezclado esta semana el hecho de la muerte del pequeño Gabriel, de la que han hablado tanto en su programa. Una semana complicada e intensa, y donde la misma madre del pequeño pidió que se dejara de hablar de él.
Hablando de maternidad, "hay noticias que no las vives como periodista, sino como persona y como madre. Empatizas con aquella madre y aquel padre". Y saca pecho sobre el tratamiento cuidadoso que a su parecer, ha tenido Espejo público: "Los medios hemos sido prudentes porque así nos lo pidió la investigación. Se nos pidió que fuésemos prudentes con las noticias sobre Ana Julia Quezada para no ponerla en el punto de mira en la investigación y no levantar sospechas".
La presentadora de Atresmedia explica qué sintió, como madre, el día que se supo la trágica muerte de Gabriel: "Me sentí extremadamente triste. Siempre tenías esperanza de cogerte a un clavo ardiendo. Me recordó el caso de los hijos de Ruth Ortiz, que durante mucho tiempo también se confiaba en encontrarlos bien".