El volcán de La Palma sigue escupiendo lava, ceniza y gases. La erupción no se detiene, más bien todo lo contrario: cada vez es más virulenta y destructiva. Ahora bien, la cobertura mediática ya no es tan intensa como durante las primeras semanas. Los programas e informativos de televisión siguen pendientes de la isla canaria, claro, pero han perdido comba. Normal, pensarán muchos: no hay escaleta ni profesional que soporte un fenómeno natural tan persistente. Vaya, lo que todos sabíamos que acabaría pasando. Ahora bien, hay una presentadora estrella del panorama estatal que persiste y vuela con frecuencia para informar sobre el terreno. Es Susanna Griso.
La catalana de 'Espejo Público', a la que se relaciona con Joaquim Güell, ex de Cayetana Álvarez de Toledo, ha sido una de las grandes comunicadoras que se han desplazado al volcán en varias ocasiones. Posiblemente es la que más veces ha visitado la zona cero. Pero su presencia divide a los espectadores: si bien muchos la alaban por el esfuerzo, cada vez son más los que la critican por varias razones: una, al considerar que frivolizaba cuando se quejaba de que las cenizas ensuciaban su melena rubia. Dos, y la más reciente, por una costumbre que no gusta nada, pero que se empeña en repetir.
Griso se pasa medio programa entrevistando a vecinos, militares, policías, personajes de la administración y técnicos diversos, intentando ofrecer el retrato más esmerado de la última hora que afecta a la isla. Unas conversaciones que lleva a cabo olvidándose de un detalle importante: que vivimos una época de pandemia por el coronavirus, y que desgraciadamente no podemos darla por muerta. Sin embargo ella no se pone la mascarilla, hecho que contrasta con lo que hacen sus interlocutores, que la llevan como es preceptivo, recomendable y ejemplarizante. Este último detalle no es menor, tratándose de una figura pública seguida por millones de espectadores. Sí, Susanna estará vacunada y todo lo que quiera, pero no se trata de eso: se trata de cumplir las normas. Y es sencilla: la protección no es necesaria en exteriores siempre que mantengamos la distancia de seguridad. Cosa que, evidentemente, no pasa cuando tienes alguien a medio metro de distancia y le acercas un micrófono a la boca.
Paradójicamente, sí que hemos visto a Griso con la mascarilla en una situación determinada: cuando se encuentra cerca del río de lava. Muy bien, bravo. Pero vaya, que los gases son peligrosos, pero el coronavirus no se queda atrás. Quizás no quema ni hunde edificios, pero destruye vidas. Y la presentadora lo sabe muy bien. Ahora bien, en casa del herrero, cuchara de palo. Le llueven las críticas, claro.
Ser solidario está muy bien. Acercarte a la noticia, también. Pero ser coherente tampoco es tan difícil, ¿verdad?