300 patriotas han ocupado la Plaça de Sant Jaume de Barcelona para celebrar el día de la Constitución. Respondían a la convocatoria de VOX, y la cita tenía premio: ver, tocar y oler de cerca a su líder, Santiago Abascal. El caudillo ha viajado desde Madrid pasándose las restricciones y el confinamiento municipal por la misma zona donde esconde la tolerancia y los valores democráticos. Tampoco es una novedad: durante la pandemia el partido ha demostrado con creces que eso de las normas es cosa de flojos. Santi se ha encontrado con los suyos: ultras, antiindepes y grupos de neonazis. En los alrededores de la plaza y rodeados por los Mossos, los antifascistas. Las imágenes y testimonios son bastante explícitos.
Saludos fascistas para conmemorar la Carta Magna española, la de la democracia. La foto deja retratados al régimen del 78 y al estado el español. Pero no lo hacen en Madrid, o Sevilla, o Toledo, no. Sería demasiado fácil. Lo hacen en Barcelona, capital de la colonia... y del enemigo indepe. Todo es gente hablando catalán, lazos amarillos, presos, secesionistas y adoctrinamiento. Titánico, a ojos de su parroquia, entre los cuales hay decenas de extremistas con el brazo en alto. El show ha estado seguido atentamente para un escritor gallego que no deja pasar ni una a los radicales ultras: Suso de Toro. Su denuncia es magistral: "Queda claro contra quien se utiliza esta constitución".
La bandera y la constitución, los látigos del españolismo contra la libertad y la democracia.