La vida de Íñigo Onieva ha dado un giro inesperado tras su boda con Tamara Falcó, la marquesa de Griñón. Una relación que estuvo al borde del colapso debido al escándalo de infidelidad protagonizado por Onieva, pero que ahora parece estar condicionada por estrictas reglas impuestas por su esposa. La más notoria: mantenerlo alejado de la vida nocturna de Madrid, un entorno que durante años fue el escenario natural del empresario.

En mayo de 2024, Onieva lanzó su ambicioso proyecto Casa Salesas, un restaurante ubicado en una de las zonas más exclusivas de la capital. Este movimiento marcó su alejamiento de otros negocios vinculados a la noche, como el exitoso Lula Club, que él mismo fundó y que rápidamente se convirtió en un punto de referencia de la movida madrileña. Sin embargo, detrás de esta decisión empresarial, muchos apuntan a que hay algo más que estrategias de negocio.

Un cambio drástico: de Lula Club a Casa Salesas

Con su vida profesional más centrada en Casa Salesas, Onieva ha asumido el rol de administrador único de la empresa que gestiona este restaurante. Este cambio coincide con una decisión personal importante: su desvinculación no oficial del famoso Lula Club. Según fuentes cercanas, este movimiento es un simple trámite burocrático para enfocarse en su nuevo y ambicioso proyecto. Pero las malas lenguas aseguran que este distanciamiento tiene nombre y apellido: Tamara Falcó.

La marquesa de Griñón, conocida por su fuerte carácter y sus valores tradicionales, habría puesto condiciones claras para la continuidad de su matrimonio tras el polémico escándalo que casi termina en ruptura definitiva. Y entre estas condiciones estaría la de mantener a Íñigo alejado de los excesos y tentaciones de la noche madrileña, lo que explicaría su cambio de foco hacia un negocio más familiar como Casa Salesas.

Tamara Falcó y su cruzada contra las “tentaciones”

Tras superar la humillación pública que supuso la infidelidad de Onieva, Tamara Falcó parece decidida a no dejar cabos sueltos en su relación. Según fuentes cercanas a la pareja, la marquesa habría considerado que el entorno de la noche era demasiado “peligroso” para su marido, motivo por el cual decidió apartarlo de él de manera tajante. El Lula Club, con su aire de Studio 54 y su ambiente cargado de glamour y desenfreno, era el lugar perfecto para que Íñigo mostrara su lado más desenfadado. Sin embargo, también representaba un riesgo constante para la estabilidad de su relación. Ahora, con Onieva centrado en Casa Salesas, su vida parece haberse transformado completamente.

Aunque desde fuera parezca que Íñigo Onieva está triunfando en esta nueva etapa de su carrera, las restricciones impuestas por Tamara Falcó han generado más de un comentario entre su círculo cercano. ¿Podrá Onieva adaptarse a esta vida más controlada? ¿O terminarán estas reglas asfixiando su espíritu juerguista? Por ahora, la pareja parece haber encontrado un equilibrio, pero queda claro que el precio de la reconciliación ha sido alto. Mientras tanto, Tamara sigue firme en su cruzada por mantener a su marido lejos de “tentaciones” que puedan amenazar nuevamente su relación. Y aunque Íñigo aún tiene un pie en el mundo de la hostelería nocturna, queda claro que la noche madrileña ya no será el mismo escenario de antes para el empresario.