Llevamos semanas y meses repitiendo lo que algunos consideran una exageración, pero es real como la vida misma: celebrar la boda del año, la de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, está costando sangre, sudor y lágrimas. De acuerdo, sangre no hemos visto todavía y deseamos de todo corazón que no la haya, pero en cuanto al resto de fluidos corporales, no tengan ningún tipo de duda. El sudor no es por trabajar ni ir de cabeza con los preparativos del enlace del millón de euros, su origen es diferente y angustiante. Nace del miedo de la Falcó a que su futuro marido acabe claudicando a los pecados de la carne, una posibilidad nada alocada. Cuando vio el vídeo de Onieva morreándose con una de sus muchas amiguitas durante un festival de electrónica en el desierto de Nevada, también derramó lágrimas. Y en Bali, en silla de ruedas con un mal de barriga de narices. Pues bien, vuelta a empezar. Tamara lloró de dolor hace unas pocas horas tras sufrir un accidente que hace saltar las alarmas. La boda corre peligro.
No queremos ser agoreros, pero a dos meses para el gran día cualquier tropiezo de tipo médico es un motivo más que justificado para temblar. Hecho que, durante su visita anoche en 'El Hormiguero', quedó acreditado. Temblaba y se tambaleaba caminando sobre unas muletas después de sufrir un esguince mientras se dirigía al plató de Pablo Motos. Se pegó un buen trompazo, uno más. Ella asegura que "es un pequeño esguince", pero como el diagnóstico sea equivocado la lleva clara. Ponerse el vestido nupcial y moverse durante la ceremonia será un festival. ¿La parte positiva? Que todavía tiene 2 meses para entrenarse a fondo.
Tamara Falcó se pega un trompazo antes de llegar a 'El Hormiguero' y acaba con muletas
La llegada de Tamara a Antena 3 fue apoteósica. Tres detalles sorprendieron a los espectadores: las muletas, evidentemente. Su perra Jacinta haciéndole compañía, también. Y por último, el rótulo muy bien parido que se leía en la pantalla, "Heridas". No iba por la Falcó, hablaban de un capítulo de una serie. Pero vaya, que alguien merece un premio como poeta audiovisual. Vayamos por partes: la socialité explicaba con una voz más aguda y pija que nunca lo que le había pasado minutos antes. Estaba poseída por Gracita Morales: "Llegaba tarde a la tertulia y me gusta llevar los zapatos grandes. Y me he caído. Y he pensado: "Hombre, aquí venimos todos lisiados cuando hay que venir. Show must go on". Añadía que "es mi primer esguince" y rechazaba la posibilidad de que acabara enyesada: "Yo creo que no, ¿no? Ahora te ponen la bota. Voy a ir a mi fisio que ha dicho que me lo recoloca". Falcó y sus cosas, ahora reinventa la medicina. Recolocación de esguinces cuando no hay nada que recolocar. Brutal.
El humor de pésimo gusto de Juan del Val hablando de la perra de la Falcó
En cuanto a la perrita que la acompañaba, la parte más entrañable de su intervención televisiva, dos apuntes. El primero es que no parece el mejor día para llevar el perro al trabajo, especialmente si el animal pasa mucho rato en brazos. Entre los zapatos tres números más grandes, las muletas y Jacinta, suerte tuvo de no volver a besar el suelo. El segundo es mucho más desagradable, y tiene a Juan del Val como protagonista. No tuvo una idea mejor que preguntarle: "¿La madre de Jacinta vive?" Tamara le decía que, no bastante sorprendida. El marido de Núria Roca remataba el chiste: "Creo que Marron se ha hecho unas zapatillas con ella". Después enseñaban las deportivas del colaborador, adornadas con pelo sintético del mismo color que el animal. Muy gracioso y sensible todo. En su línea, por otra parte.
Tamara, un consejo. Enciérrate en casa y no salgas más hasta el 8 de julio. A ser posible con Onieva, así te evitas disgustos.