Tamara Falcó es la niña de los ojos de Isabel Preysler. Desde siempre y para siempre. La Preylser tiene cinco hijos, pero sin duda, todos tenemos claro cuál es la preferida: Tamara. La marquesa de Griñón sigue la ignorancia y el ridículo de la madre desde el minuto uno, de hecho, empieza por buen camino, ya que tampoco ha tenido suerte en el amor. Se enamoraba perdidamente de Íñigo Onieva, uno pieza de manual que lo engañaba ante todo el mundo en un vídeo público, besándose con otra chica, un escándalo monumental, los cuernos más enormes de la historia.
Finalmente, el cuento tenía un final feliz, Íñigo Onieva pedía perdón de forma pública, le caían las lágrimas y Tamara Falcó le perdonaba toda la traición y las engañifas, volviendo juntos por la puerta grande, con una boda que acaparó todas las portadas. Mira que la vida le dio señales, y advertencias con el fin de frenar el compromiso, pero no hubo manera. Ojos que no ven, corazón que no siente. Ella quería un final feliz para su cuento de princesas y lo ha tenido, o eso cree.
El matrimonio destaca por la vidorra que comparten juntos, un estilo de vida frenético: viajes arriba y abajo, y comer, mucha comida. Íñigo Onieva es un fanático de ir a visitar y probar los mejores espacios gastronómicos de cada ciudad. Tan fanático que convertía su afición en una realidad, o al menos lo intentaba con Casa Salesas, su propio local, bien, tal como lo define él: su place to be. Y mientras el marido intenta sentirse realizado, ella ha fichado ni más ni menos como miembro del jurado de Got Talent, un cargo que combinará con sus tertulias en El Hormiguero. Tamara Falcó no se puede quejar, está en uno de sus mejores momentos profesionales, lástima que no podemos decir lo mismo de su aspecto físico. Parece que tanto trabajar le está pasando factura.
Hacía días que no nos regalaba ninguna publicación por la red, y en las últimas horas ha vuelto por la puerta grande. Con uno de aquellos 'selfies' en el espejo con los que nos tiene acostumbrados, la hemos visto con un look terriblemente espantoso. Tejanos de tiro alto hasta más arriba del ombligo, y una camiseta roja con un mensaje bien cursi en francés: "Je t'aime" pronto recibía respuesta del suyo queridísimo, quien comentaba un "Moi aussi", que significa "yo también" Pero lo que más destaca entre los comentarios no es la interacción entre el matrimonio, sino todos los referentes a su aspecto físico. Hay quienes ya hace días que la encuentran cada día más igual a su madre. Empezaba patrocinando cremas faciales y otros tipos de productos con un filtro casi equivalente a todo el bótox que lleva su madre. Atentos.
Tamara Falcó preguntaba ¿1 o 2?, pero sus seguidores tenían claro la respuesta: está igual que la Preysler. "La 1, igualita que tu madre!!!!!" "La primera, además eres clavaditaa" "La 1, clavada a tu madre. Ideal" otros directamente le decían lo que todo el mundo piensa: "Cualquiera de las dos va bien pero SIN RETOCAR!!!!!" "que mal te queda esa ropa quítatela ya" "Cualquiera de las dos sin filtro" La publicación se trata de uno simple selfie, pero nos cuesta encontrar donde está Tamara. Escondida detrás de unas gafas de sol, una piel sospechosamente brillante, unos tejanos altísimos y una camiseta roja.
Sí que se parece cada vez más a su madre, porque es increíblemente postiza.