El plató de El Hormiguero afecta seriamente a la capacidad cognitiva y a la inteligencia. Debe ser eso de sentarse al lado de Pablo Motos, que provoca una transformación inexorable al 'cuñadismo' más lamentable, sobre todo cuando tocan temas de política, sexismo o el coronavirus. O quizás la explicación es otra: Motos ficha a colaboradores que no le hagan quedar tan mal. Como Tamara Falcó, la marquesita, que oposita a la burrada del año semana tras semana en Antena 3. Desde que participa como tertuliana, ha ido metiendo la pata consciente... e inconscientemente. Lo tiene todo, ya ves. Empezó explicando el 'repelús' que le causaba el metro por el olor corporal de sus usuarios y ahora se ha coronado pontificando sobre vacunas. Fuera Oriol Mitjàs y compañía: aquí tenemos la epidemióloga Falcó, que estudió en la prestigiosa universidad de "me lo dijo una amiga".
Es el problema de dar voz a un personaje como la hija de la Preysler, clasista y "enteradilla" de la jet-set. De todo opina, y siempre de forma espeluznante. Ya no se trata del mitin político y anti Pablo Iglesias que se marcó en directo, no. Los problemas de las vacunas de AstraZeneca le sirvieron en bandeja un nuevo minuto de gloria: mientras las autoridades sanitarias rebajaban la alarma por los casos de trombosis asociados a su administración, ella ofrecía una lección práctica de lo que no se debe hacer en televisión: intoxicar sin tener ni pajolera idea. "AstraZeneca no. Sobre todo por las encuestas, que se supone que las más afectadas han sido mujeres entre 30 y 40 años en edad fértil". El marido de Núria Roca, Juan del Val, le paró los pies: "el porcentaje de casos es mínimo. Si lo comentáramos de cualquier medicamento, podríamos abrir un informativo con los muertos del Ibuprofeno". Pero no había manera: Falcó tenía buenas fuentes: "Yo tengo una amiga y he estado con bastante gente que dice que no se la quiere poner. Yo estoy deseando ponerme la vacuna, la vacuna correcta". Los intentos por hacer que reflexionara, inútiles. Incluso remató: "las vacunas son gratis". Qué tesis doctoral.
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La reacción a la fantástica noche de la socialité no se hizo esperar: la audiencia y los internautas exigieron que no volviera a 'EH', ni a la tele, ni a ningún lugar donde haya un micrófono cerca. Recibió y de lo lindo: desde analfabeta a vomitivo, le han caído palos por todas partes.
Que la red no se haga mala sangre: la batalla está perdida. Al menos la que afecta a 'El Hormiguero'.